CAPÍTULO 40
LA CAJA DE ZAPATOS
L
|
a señora Estela Miranda
paseaba, inquieta, por su terraza. Eran casi las ocho de la tarde y los niños
todavía no regresaban. Esperaba que no les hubiese ocurrido nada malo. Se sentía culpable de haberles encomendado una misión desproporcionada. Y le asaltaban muchas dudas, tal vez Hércules y Gabriela debieran haberles acompañado.
La mujer se retorcía las manos, presa de la desazón.
La mujer se retorcía las manos, presa de la desazón.
“La montaña es
peligrosa de noche”, pensó, angustiada. “Que no les haya salido ningún animal salvaje, Dios mío. Ayúdanos,
Virgen Santa, te lo ruego”.
Gabriela dejó a Hércules
en el salón y bajó a reunirse con su madre. También estaba intranquila por la
tardanza de los muchachos.
—¿No convendrá que vaya a buscarlos? —preguntó.
—No, cariño —se negó su madre—. No creo que pudieras encontrarlos
y es muy arriesgado. Si a las ocho y media no están aquí, iré a avisar a Blas.
—¿Y cómo le vas a explicar… —Gabriela no terminó de
realizar la pregunta porque, en aquel momento, llegaron a la terraza un sombrío
Blas sujetando por un brazo a un decaído Nicolás. Detrás, llegaban Natalia y
Bibiana, desalentadas, seguidas de un sofocado señor Francisco.
Estela entendió de
inmediato que los hombres debían haber descubierto a los chiquillos. Su plan se había ido al garete.
—¿Qué ha ocurrido? —indagó la mujer con
agallas.
El señor Teodoro se sorprendió
por el tono desafiante que empleó la señora.
—Los niños estaban cavando una fosa en el pozo
de las águilas —comenzó a explicar.
—¡Eso ya lo sé! —exclamó Estela, airada— ¡Yo misma les dije que
lo hicieran! ¿Y qué es lo que pasa?
Blas, desconcertado,
soltó a Nicolás que sintió un gran alivio al notar su brazo liberado.
—¿Y por qué razón les encargó hacer tal cosa? —intervino el señor
Torres, suspicaz— ¿Qué es lo que quiere enterrar allí?
—¡A ti te quiero enterrar allí, asno! —le respondió la señora
Miranda.
Nicolás, Natalia, Bibiana y Gabriela estaban desasosegados. No podían
figurarse cómo iba a acabar aquel barullo.
—¿Has
oído, Blas? —interpeló Francisco,
excitadísimo— ¡Esta mujer me está
insultando y humillando!
Blas Teodoro
estaba anonadado, sin acertar a entender el comportamiento de la señora Miranda.
—¿Habéis cavado la fosa? —preguntó
Estela a Nicolás.
El chiquillo
tampoco entendía nada. ¿Acaso Estela se proponía confesarlo todo?
—Sí —contestó con desconfianza—. Pero Blas la ha vuelto a tapar.
La mujer miró, enfadada, al aludido.
—¿Te crees muy gracioso, Blas? —le
dijo, furiosa— Pues ahora, el
trabajo que ha hecho Nico te va a tocar hacerlo a ti.
El señor
Teodoro no salía de su asombro.
—Sinceramente no logro comprender nada
—declaró—. ¿Por qué quiere que cave una fosa?
—Hércules ha matado… —intentó decir la mujer, pero Nicolás no le permitió continuar.
—¡Hércules
no ha matado a nadie! —gritó, desaforado— ¡He sido yo!
Los ojos
oscuros de Blas se tornaron más negros. Miró al niño como si lo quisiera taladrar. Gabriela, Natalia y Bibiana sintieron que sus corazones galopaban muy
veloces.
—¡Este
muchacho es un atolondrado, Blas! —chilló Francisco, frenético— ¡Dale un par
de guantazos y que aprenda a callar, y deje hablar a los mayores! ¡Solo sirve para decir idioteces y confundirnos a todos!
—¡A un cachorro de gato! —exclamó
Estela, consiguiendo que Blas volviese a prestarle atención y se olvidase del
niño— Hércules ha matado a un gatito pequeñito. Me siento culpable y quería
enterrarlo como es debido.
Nicolás se
apaciguó al oír aquella explicación.
—Vaya, lo lamento mucho Estela —manifestó
Blas con franqueza—. Quería comprarle un bozal al perro esta mañana, pero se me
olvidó por completo. Nico tiró al barranco el bozal de Hércules.
—Hizo muy bien —aprobó la señora
Miranda—. Ni Gabriela ni yo le pondríamos jamás un bozal a Hércules. Esa fue
una idea de Salvador. El perro es bueno, no sé cómo ha podido matar al gatito.
Debe estar todavía conmocionado por los malos tratos que recibió de ese canalla aunque, probablemente, haya sido un accidente mientras jugaban.
—Está bien —aceptó
Blas—, traiga al gato y lo enterraré.
—¡Sigo
diciendo que este muchacho es un atolondrado! —vociferó Francisco,
señalando a Nicolás— ¡Para enterrar a un gato no es necesario ir al pozo de las
águilas y, mucho menos, hacer un agujero tan grande como el que él había hecho!
Blas estaba
totalmente de acuerdo con el señor Torres, pero no dijo nada. Miró a Bibiana.
—Una trampa para jabalíes, ¿eh? —comentó—
¿Y a ti de qué te ha servido escribir doscientas veces “no mentiré ni ocultaré
nada a Blas” —añadió, mirando a Nicolás.
El chiquillo
se sumió en un hermético mutismo; Estela se había ido al garaje. Estaba
preocupada, ¿de dónde iba a sacar un
gatito muerto? De ninguna parte, por supuesto. La mujer salió, un rato después, con una caja de zapatos.
—Dentro está el gatito —anunció—,
vamos a enterrarlo.
—No creo necesario que usted venga —manifestó
el señor Francisco—. ¿No pensará subir al pozo de las águilas? La caminata
hasta allí es muy pesada.
—Sígueme, Blas —dijo la mujer al
señor Teodoro sin hacer caso de los comentarios del señor Torres.
El joven y
todos los demás siguieron a Estela, incluidos Jaime y Julián, que se
encontraban fuera de la terraza observando, muy curiosos.
Pasaron de
largo el recinto de la piscina y bajaron hasta la pista de tenis. En la parte
izquierda había un trozo de terreno limpio de maleza.
—Aquí puedes
cavar —indicó Estela a Blas.
El señor Teodoro, con el pico, golpeó fuertemente la tierra.
Ayudado con la pala no tardó ni diez minutos en tener listo un agujero de
considerables dimensiones. Durante esos diez minutos el señor Francisco no dejó ni un segundo de resoplar y mascullar. Estaba visiblemente contrariado.
—Ya es suficiente —le dijo la señora
Miranda a Blas pensando lo poco que le costaría al joven enterrar a Salvador
Márquez. Nicolás, Gabriela y las niñas también estaban pensando lo mismo. Pero a ver quién era el valiente que se
atrevía a pedírselo. Se encontraban muy cerca de la carretera y, además de
las linternas, recibían luz de las farolas más próximas.
—Deme la caja y la meteré en el hoyo —pidió
Blas a Estela.
—De ninguna manera —se negó la mujer—.
Lo haré yo misma.
Blas accedió y
el señor Francisco bufó, enojado.
—¡Esto
es el colmo! —estalló— ¿Quiere dejar
que Blas acabe con este teatro cuanto antes?
El señor
Torres avanzó hacia Estela y le arrebató la caja. Lo hizo con tal
violencia, que la caja aterrizó en el suelo y se abrió. De esta sobresalieron
un par de zapatos negros. Blas y Francisco miraron los zapatos como si se trataran
de dos extraterrestres. Nicolás, Gabriela, Natalia y Bibiana se vieron
perdidos. Jaime y Julián estaban alucinados al ver convertido el gatito en un par de zapatos.
—¿Por qué ponéis esa cara de bobos? —preguntó
Estela, furiosa, a Blas y a Francisco, haciendo acopio de una gran entereza.
Los hombres
dejaron de mirar los zapatos y dirigieron su mirada a la mujer.
—¡Está usted rematadamente loca, ha perdido el juicio! —la insultó
Francisco, escupiendo saliva— ¡Vamos a
tener que contratar los servicios de un psiquiatra!
Estela se
acercó al señor Torres y le propinó una fuerte bofetada. Los ojos saltones del
hombre se agrandaron, mientras condujo una mano a su mejilla con restos de barba.
—¡No consiento que nadie me ofenda! —gritó
la mujer. Seguidamente se dirigió a Blas. —¿Puedes agacharte un momento? —le preguntó en un tono exigente.
El joven se
agachó y Estela le propinó otra fuerte bofetada. Su mejilla poseía un tacto suave, no
raspaba en absoluto.
Nicolás se
mordió los labios, muy nervioso. Pensó que su tutor iba a cavar una fosa donde iba
a enterrarlos a todos. El señor Teodoro se enderezó.
—No entiendo por qué me ha pegado,
Estela —dijo de mal humor.
—Tú no me has llamado loca, pero
seguro que lo estás pensando y eso es mucho peor —le notificó la mujer—. Esos
zapatos los llevé la última vez que bailé con mi difunto esposo —explicó, haciendo un supremo esfuerzo por resultar convincente—. Me estoy haciendo mayor, no quiero que cuando yo muera alguien los
acabe tirando en un contenedor.
El señor Teodoro metió los
dos zapatos en la caja y la cerró con la tapa. La introdujo en el hoyo y echó
paladas de tierra encima hasta que quedó sepultada.
Además de las
personas que estaban allí, fueron testigos del "entierro" unos pinos, unos matorrales, unas
plantas de tallo corto y un frío intenso. Una araña negra, grande y peluda
había huido, despavorida, ante semejante terremoto.
El viejo reloj del
campanario perforó el silencio de la noche con melodiosos tañidos; eran las nueve en punto.
El grupo
volvió a la carretera y ascendió hacia la urbanización. Caminaron en silencio.
El señor Francisco se marchó hacia su casa seguido de sus hijos. Estaba
terriblemente alterado, su agravio no tenía límites. Y tenía la inquebrantable convicción de que
Estela Miranda había perdido la razón.
Págs. 301-307
Mela, ya te comenté que Salvador no sale del congelador. Blas tiene muchísima paciencia, me ha hecho mucha gracia este capítulo. Mezclas comedia y tragedia tan ricamente. ¡Eres genial!
ResponderEliminarCuando Blas se entere de lo que está pasando le da algo, porque apuesto a que se entera.
Un abrazo.
Hola, veo que piensas que a Salvador no hay quien lo saque del congelador. Veremos si tienes razón. Sí, estoy de acuerdo en que Blas ha tenido mucha paciencia en este capítulo. Y crees que Blas se va a enterar de todo... ya veremos. Hombre, si se entera, va a tener que tomar mucha tila jajajaja
EliminarUn abrazo, amigo.
HayMela como me he reído hoy!!!! No he parado de reir que capítulo tan buenoooooooooooo jajajajajaj de verdad, buenisimo. A ver quer más puede pasar ahora. El fiambre me tiene intrigada!!!!!
ResponderEliminarUn beso.
Hola Lidia, jajajaja Ya veo que te lo has pasado muy bien. Me alegro, no hay nada mejor que reír y pasar un buen rato. El fiambre dichoso está dando guerra. Veremos si sale o no sale del congelador.
EliminarBesos!!
¡Madre mía, excusa va, excusa viene! La dedicada al par de zapatos es surrealista. Las bofetadas me han encantado, sobre todo la dirigida al "querido y siempre ultrajado" señor Francisco. A Blas, por si acaso piensa de más jajaja.
ResponderEliminarEspero que la extravagante defensa que Gabriela ha hecho de los tejemanejes de los niños sirva para que el señor de la tila no monte en cólera contra ellos.
Y ahora... habrá que inventar otra cosilla para deshacerse de Salvador, ¿no?
Un capítulo muy entretenido, Mela, a ver que nos depara el siguiente.
Un abrazo
Hola Nena, la verdad es que Estela ha tenido que salir del lío como sea. A mí me parece que la bofetada que más te ha gustado es la que ha recibido Blas, que te veo el plumero jajajaja Con que el señor de la tila, eh!!
EliminarVeremos si son capaces de deshacerse de Salvador. Me alegra que te haya entretenido.
Hasta el siguiente capítulo querida Nena, y tomate alguna tila antes de leerlo jajaja
Besos!!
Bueeeeeeeno, un poquito más sí que me ha gustado, para qué vamos a mentir.
Eliminar¿Qué insinúas? ¿Que va a haber mucho movimiento?
Voy corriendo a preparar un bidón de tila!!!
Besos!!
Ya sabía yo que te había gustado más la segunda bofetada. Has sido sincera, muy propio de ti.
EliminarNo, tú tienes que beber tila para leer algo que tenga que ver con Blas. Y mira que el chico tiene la mejilla suave, es guapo, alto, fuerte, moreno, educado... ¿qué más quieres? ¿Quieres más?
Oye, no vuelvas a entrar que te anulo el comentario, te lo aviso.
Ale, un abrazo!!
La historia de los zapatos es entrañable, hay objetos que no merecen acabar en cualquier parte. La descripción sobre "los otros testigos del entierro" pinos, arañas... resulta deliciosa. En este capítulo vislumbro una Mela poética, evocadora... y he de añadir que me encanta :) Un beso
ResponderEliminarHola Mere, veo que te ha gustado el invento de los zapatos. La pobre Estela algo tenía que decir. ¿Yo poética? ¡Ay madre! Me gusta mucho la poesía, poesía clara, que a la primera lectura te lo diga todo, pero estoy muy lejos de practicarla.
EliminarGracias por tu bonito comentario.
Besos!!
jajaja pues si que ha estado gracioso Mela, no me esperaba algo así entre medias de un fiambre! parecía una comedia con un toque de humor negro, estilo 'este muerto esta muy vivo' x)
ResponderEliminarBesos
Hola Lorena, jajajaja "Este muerto está muy vivo" ¡Ay, por Dios! ¡Ay, pobres Estela, Gabriela, Nico, Nat y Bibi! Lo mal que ellos lo están pasando y lo bien que lo pasáis vosotros.
EliminarMuchos besos!!
Hola Mela, la señora Estela ha estado de lo más ocurrente con tanta tensión. ¡Sí que tiene agallas y sangre fría! A mí también me ha hecho más gracia la bofetada a Blas jajajaja
ResponderEliminarTe informo de que los rubios tampoco estamos mal jajaja
Hasta el 41!!
Hola Oskar, sí, Estela ha sabido nadar y guardar la ropa que se dice. Si realmente nos ponemos es su lugar no es fácil lo que ha hecho. Lo que ocurre que estando Francisco de por medio todo parece un chiste.
EliminarO sea que te ha gustado más la bofetada dirigida a Blas, Nena Kosta estará contenta.
jajaja No tengo nada en contra de los rubios te lo aseguro.
Hasta el 41!!
Descriptivo en grado sumo,he estado en primera fila como testigo de todo ,me tuve que poner un sueter porque hasta frio me dio.
ResponderEliminarHola Fidel, oye pues si lo llego a saber pongo en el capítulo a un testigo más del sepelio de la caja de zapatos. jajajaja ¡Hay que abrigarse que hace frío!
EliminarUn abrazo!!
Por un poco mas y se descubre todo ,que imprudenci ,menos mal que se le ocurrió rápido lo del gato.Espero que no haya un gato muerto.Noooo....
ResponderEliminarHola de nuevo, Fidel, Fidel, leamos con calma y no nos alborotemos como el señor Francisco. Por supuesto que no hay ningún gato muerto; en la caja hay un par de zapatos negros, muy negros. Tan negros como los ojos de Blas, tan negros como la noche más cerrada que puedas ser capaz de imaginar... jajaja
EliminarUn abrazo.
Si ya decía yo que daba guerra.... y no termina aquí!
ResponderEliminarEso sí, no se yo si a los gatos les va a seguir gustando leer el Clan después del susto del gatito muerto que había que buscar jajaja
Besos
Hola Silvia, sí, Salvador Márquez está dando guerra... Bueno, él está dentro del congelador muy quietecito y heladito jajaja Vamos a ver, yo me río de Salvador porque si no estuviera muerto él, estarían muertas Gabriela, Estela y, posiblemente, Natalia y Bibiana.
Eliminar¿Los gatos? Los gatos son mis mejores lectores, no te haces idea de lo curiosos que son. Además este libro lo presenta mi gatito Ginger y los ha convencido a todos de que vale la pena leerlo.
Muchos besos!!
Lo se, pero mira, justo donde preguntan de dónde van a sacar un gatito muerto... si miras a la derecha en el margen... jajajaja
EliminarBesos
Tienes razón, no me había fijado en ese detalle... jajaja
EliminarFeliz domingo!!
Caramba que puesta en escena ,la verdad que ese bosque no es recomendable por la noche ,y claro y mandar a los chicos a cavar la fosa con ese testigo fue un error que por poco descubre la verdad.Veo que estas ilustrando el relato claro así nos metemos de lleno en la trama.He sustituido las uñas por maní ,creo que esta resultando. Creo que lo mejor esta por llegar .Cariños con temblequeo.
ResponderEliminarHola Delavega, el bosque es un poco siniestro por la noche. Todo, por la noche, parece más tétrico, más espeluznante. Siempre que el señor Francisco esté por el medio puede pasar de todo.
EliminarMe parece perfecto que hayas sustituido las uñas por el maní.(He tenido que mirar qué significa maní, no tenía ni idea) jajaja
Me alegra que pienses que lo mejor está por llegar.
Cariños muy abrigados.
Hola Mela: Juajuajua!!! Que bien la hizo Estela! Me saco el sombre en reconocimiento a la buena y covincente actuación de ella ;)
ResponderEliminarEl cachetazo a Blas me mató jajaja =D Era por si las moscas! Este capítulo estuvo genial...
Te repito el metiche del sr. Francisco necesita un buen psiquiatra...Esta re-chapita ;)
Que susto con lo del gatito en la caja y cuando se abrió..vaya que es rápida Estela para inventarse algo!
En fin, no sé si algún día podrán hacer algo con el cadaver...
Buen finde! Besitos =)
Hola, me alegra leerte. La verdad es que Estela ha sabido salir airosa de una situación muy apurada. ¡Pobre Blas, también te ha hecho gracia el bofetón!
EliminarEL señor Francisco quiere buscar un psiquiatra para Estela y resulta que lo necesita él... jajaja
¡Claro que no había ningún gatito en la caja! A veces la desesperación nos hace pensar con rapidez.
Ese cadáver parece que cuesta de sacar del congelador. Ya veremos, ya veremos...
Buen finde y besitos!!
¡¡ No te conocía, te descubro ahora!!
ResponderEliminarEspero ponerme al día pronto.Nos leemos.
Besitos :)
Hola Susana, la verdad es que yo tampoco te conocía. Iré a visitarte. No te sofoques por ponerte al día. Si me vas dejando mensajes te los contestaré gustosa y te acompañaré por el recorrido.
EliminarUn abrazo.
JAJAJAJAJAJA Mira, habría dado cualquier cosa por ver esa escena en realidad, cuando Estela le da ese bofetón al Sr. Francisco en serio que eso no tiene precio,jajajajaja y bueno, menos mal que se le ocurrió lo de la caja de zapatos sino no sé bien como habrían salido todos del embrollo, no quiero ni pensar en el histérico de Francisco si se topa con un fiambre.... Mejor no lo pienso, que tu novela siempre me sorprende!
ResponderEliminarBesos!! Y feliz inicio de semana pre-Navideña.
Hola FG, ya me has alcanzado y eso me alegra mucho porque es la mejor demostración de que esta historia te gusta. Mis personajes también están muy contentos contigo.
EliminarYa veo que te lo has pasado muy bien en este capítulo...jajajaja
Comprendo perfectamente que no te puedas imaginar al señor Francisco descubriendo el fiambre del congelador.jajajaja
Me ha gustado mucho que me digas que mi novela siempre te sorprende. Gracias.
Ya sé que has publicado, paso a leerte lo antes que pueda, campeona.
¡Ay, esta semana pre-navideña voy a ir de cabeza! También te la deseo muy feliz.
Besos!!
Hola Mela, espero que hayas pasado un buen fin de semana.
ResponderEliminarNo sé si te he comentado que las personas que me hablaron de tu libro fueron mi madre y mi hermana. Ellas también leen tu historia. Te lo digo porque leí un mensaje en el lateral para tu madre. Estas navidades en las reuniones seguro que surgirá algún comentario sobre el clan. A mi hermana le gusta muchísimo Blas. A mi madre Nico y Natalia y esta muy preocupada por la situación en que se encuentran. Y a mi hermana le gustaría que Blas se quedase con Elisa pero piensa como yo, que Blas se quedará con Gabriela. también piensa que Blas no es el padre de Nico y no le gusta nada la idea.
Buenas noches, Mela, si te viene mal no me contestes.
Hola amigo, siempre contesto aunque a veces tardo más dependiendo de dónde esté.
EliminarNo me lo habías comentado y me hace mucha ilusión.
Sí, mi madre se lo está leyendo poco a poco. Y mi hermana pequeña también.Tengo otra hermana, la mayor, pero no creo que lo esté leyendo porque nada me dice. ¡Está muy ocupada! Mi madre se lía un poco con los nombres, dice que hay mucho personaje.
Espero que tu madre no sufra demasiado.
A tu hermana le gustaría ver a Blas y a Elisa formando pareja... pero cree que Blas se quedará con Gabriela. Y piensa que Blas no es el padre de Nico... ya iremos viendo.Tenéis que comprender que yo no voy a desvelar nada. Siempre digo que un libro pierde gran parte de su magia si descubres el desenlace antes de hora.
Muy buenas noches y un abrazo.
Muy bueno, me gustó, me mantuvo en expectativa y me hizo reír. Hay mucha imaginación de por medio…diálogos fluidos. Escribes muy bien Mela, regresaré a leer mas entradas…veo que voy a disfrutar mucho.
ResponderEliminarPases un buen domingo.
un abrazo
Hola Ceciely!! Me alegra verte en la Estación y me alegran tus palabras. Te aconsejo comenzar la novela desde el principio, la vas a entender mejor. Yo estaré encantada de acompañarte por el recorrido.
EliminarPasa un buen domingo también.
Un abrazo enorme!!!
¿Estas segura que Francisco no es el concejal de urbanismo?
ResponderEliminarMe cae como si lo fuese...
jajajaja Creo que no lo es, pero tú eres capaz de confundirme.
EliminarMe divertí a lo grande Mela, que sentido del humor como escritora. La caja de los zapatos estuvo genial. Los cachetasos ni te cuento. ¡Me encantó!
ResponderEliminarUn besote enorme.
Hola Lou!! Me alegra que te hayas divertido jajajaja
EliminarOtro besote enorme para ti!!!
Increíble, vaya con la que nos ha salido Estela, me he pasado un rato estupendo con este capítulo, a medida que avanzaba, pensaba " ¿como saldrán de esta?..." y la solución ha sido muy buena e ingeniosa... me he divertido.
ResponderEliminarMuchos Besos
Hola Susana, me alegra que te hayas divertido, hay que agudizar el ingenio en momentos difíciles... jajajaja
EliminarMuchos besos para ti!!!
Pero es que ese guantazo se lo tendría que haber dado hace muuuuuuuucho tiempo, concretamente la primera vez que apareció en escena XD el señor Francisco, claro. De Blas ya no digo nada...
ResponderEliminar.Estelle.
Yo me lo paso bomba con el señor Francisco, siempre me gusta poner en escena algún personaje estrafalario... para divertirme un rato.
EliminarPues bueno... Las personas como el señor Francisco son insoportables. Así en una historia de ficción hacen gracia, pero en persona es mejor tenerlas lejos xD
EliminarEn eso tienes toda la razón... no me gustaría tenerlo como vecino.
EliminarMenos mal que Estela salió con lo del gato para tapar todo el lío, pero al final acabará por descubrirse todo o no? Solo tu lo sabes.
ResponderEliminarBesos
Raquel
http://raqueljimenezbisuteria.blogspot.com.es/
Hola Raquel, y tú lo acabarás sabiendo también... ;-)
EliminarBesos, guapa
El señor Francisco se merecía esa bofetada! como me hiciste reir! .
ResponderEliminarEn un punto crei que Estela llevaria solo a Blas y le mostraria e cuerpo de Salvador,liberando a Nico de esa mochila tan pesada,pero no!
Me alegra que te hayas reído.
EliminarNo, Estela no parece dispuesta a contarle nada a Blas.
Besos
Qué imaginación tienes Mela! Genial para escribir un libro, desde luego!!!
ResponderEliminarMientras no se vaya la luz...puede haber fiambre congelado para rato ;-)
jajaja... Esperemos que la luz no se vaya
EliminarEsa Estela es de armas tomar, vaya dos lapos soltó, jajaja.
ResponderEliminarY que hábil estuvo dos veces para salir al paso.
Veremos como seguirá creando más argucias hasta
poder enterrar al fiambre.
Muy buen capitulo Mika.
dejo besos después de un lapo despacito.
jajajaja
Hola Cielo... Me alegra verte de nuevo por la estación ;-)
Eliminarjajaja... La verdad es que me lo pasé francamente bien escribiendo este capítulo
Cuando las circunstancias lo requieren hay que ser hábil ;-)
Me alegra que te haya gustado
El lapo, aunque sea despacito, no me convence... te lo devuelvo un poco más fuerte ;-)