CAPÍTULO 146
ÁNGEL CUPIDO
J
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aime Palacios
llamó a la puerta de la habitación de Helena. Como imaginaba, no obtuvo
respuesta. Esperó unos segundos y entró. Como también imaginaba, su hija estaba
allí.
Sobre la alfombra
de lana, tenía una maleta abierta que llenaba con prendas de vestir.
El señor
Palacios se sentó en una mecedora, su mirada se dirigió al gran cabecero de
madera de la cama.
El salvaje
rugido de un trueno le hizo desviar su mirada hacia la ventana.
La lluvia, muy
violenta, continuaba su gesta. Parecía querer ser eterna, querer ser recordada,
y enviar al sol a un confín del cielo muy alejado de Markalo. Al destierro.
—Helena, en el valle tienes todo lo
que necesites. No sé por qué quieres preñar a esa pobre maleta —comentó Jaime
Palacios.
—¿Cómo se te ocurre decir que yo
quiero preñar una maleta? Deberías utilizar un lenguaje menos vulgar, papá.
El señor
Palacios sonrió; había utilizado ese verbo a propósito sabiendo que su hija le
amonestaría de inmediato.
—Disculpa, pero es que estoy
bastante alterado porque es muy arriesgado viajar al valle con esta tremenda
tormenta —dijo a continuación—. En cuanto mejore el tiempo, yo mismo te
llevaré.
—Sé conducir y conozco muy bien el
camino —replicó Helena.
—He dicho que te llevaré yo.
—Has dicho eso y otros muchos disparates. ¿Cómo has podido decir que Blas mató a tres hombres? Sabes que no es cierto.
—Has dicho eso y otros muchos disparates. ¿Cómo has podido decir que Blas mató a tres hombres? Sabes que no es cierto.
—Helena, cuando tú y Matilde
estabais en esa casucha de Aránzazu y bajé a la calle a esperaros, llamé a
Arturo. Él me contó que Blas había matado también a Ismael Cuesta y a Matías
Hernández. Arturo se mostró muy satisfecho y orgulloso de los crímenes cometidos por su
hijo.
Helena dejó de
meter ropa en la maleta. Su padre tenía razón, no necesitaba llevarla al valle.
Ni ella misma sabía el porqué de su empeño en llenar la maleta. Miró al señor
Palacios, incrédula.
—Arturo ha podido mentirte —logró decir.
—No, no me ha mentido. He hablado
con un oficial de mi absoluta confianza. En casa de Blas hallaron tres hombres
muertos y una mujer. Y en la casa pequeña, la de los trabajadores, había otro
hombre muerto y dos mujeres.
—¿Qué estás diciendo? — Helena se
sentó en la cama dándole la espalda a su padre. La luz de un relámpago iluminó
su rostro desencajado.
Jaime Palacios,
por un instante, observó la estantería atestada de libros. A Helena le
encantaba leer. Patricia no se había equivocado, la niña lectora retratada en
el cuadro era ella.
—Sí, es muy posible que Blas matara
a Ismael Cuesta —admitió Helena tras un breve silencio—. Ismael Cuesta era un
miserable. Él y Alfredo Soriano, el padre de Lucas, torturaron a ese pobre
chiquillo para obligarle a matar a Nico. Le metieron un pie en agua hirviendo,
lo drogaron. Lo aterrorizaron hasta hacerle perder la razón. Yo estuve en la
comisaría donde estaba detenido ese padre atroz, y deseé hacerle lo mismo que
él le hizo a su hijo. Lo deseé, pero me marché sin verle.
La nuez del
señor Palacios se movió con dificultad, le costó tragar saliva, y sus músculos
se tensaron.
—En ese caso, Ismael Cuesta está
bien muerto. Pero Alfredo Soriano está vivo y va a saber lo que se siente con
un pie sumergido en agua hirviendo. Sí, lo va a saber.
—Papá, deja que la justicia se
encargue de él —le pidió Helena.
—¡Ese hombre es policía! —exclamó
Jaime Palacios, muy erizado— ¿Qué clase de policía tenemos en Kavana? ¿Qué
clase de hombre es capaz de hacerle tanto daño a su propio hijo? ¡Eso no es un
hombre, es un monstruo! Y como a tal se le debe tratar.
¡Deja de darme
la espalda! No me gusta hablar con alguien que no me mira.
Helena se
levantó y se sentó al otro lado de la cama, frente a su padre.
—Lo que no puedo entender es que
Blas haya matado a Matías Hernández —dijo, confusa—. Ese hombre trabajaba en su
casa, estaba atado. No era cómplice de Álvaro Artiach ni de Ismael Cuesta. No
puede ser cierto. No tiene sentido.
—No te tortures tú ahora —comenzó a
decir el señor Palacios, pero el rugido de un trueno que pareció querer quebrar
el cielo lo interrumpió—. ¡Maldita tormenta! —rugió también, furioso. No
soportaba ver sufrir a su hija. Eso no—. Por lo visto, Matías y su hijo mayor
se divertían golpeando a sus mujeres. La nuera de Matías mató al hijo mayor, y
Matías la mató a ella y a su esposa.
No, Blas no es
un asesino. No te tortures más. Si alguien osara solo rozarte, sin tu
consentimiento, yo también lo mataría en el acto.
—Eso no va a pasar, papá. No tienes
de qué preocuparte. Pero sí necesito que me prometas algo. —Los oscuros ojos de
Helena se clavaron en las pupilas de su padre. —Yo estaré en el valle hasta que
se celebren las elecciones. Luego regresaré. Pero tienes que prometerme que, si
las ganas, no harás daño a Blas ni a Arturo Corona. No quiero más guerra, no
quiero más enfrentamientos ni venganzas, quiero paz.
La lluvia seguía
llamando, insistente, al cristal de la ventana.
—No tengo ningún inconveniente en
dejarlos en paz, siempre que ellos me dejen a mí —declaró el señor Palacios—.
Hay algo que ronda por mi cabeza, y debo preguntártelo. Antes de responderme,
recuerda que soy tu padre. ¿Estás enamorada de Blas Teodoro?
Helena se
sonrojó súbitamente, y bajó su mirada hacia la alfombra. Jamás hubiera
esperado esa pregunta por parte de su padre.
—Blas es el padre de mi hijo.
Jaime Palacios
medio sonrió.
—No te he preguntado eso. Te he
preguntado si estás enamorada de Blas Teodoro. Quiero saber si lo amas.
El apuro por el
que estaba pasando Helena hubiese sido visible incluso ante la vista de un
ciego.
—Eso no debe preocuparte —dijo
Helena—. ¿Qué más da lo que sienta por Blas? Nunca estaré con él.
∎∎∎
Maura continuaba
con su disgusto en su territorio, en la cocina, ese era su reino. Allí se
sentía bien, se sentía segura. Allí había preparado los mejores guisos, los
mejores almuerzos, los mejores condumios que se podían degustar no solamente en
Markalo, sino en toda Kavana.
Sus dos
ayudantes, resignadas a su suerte, se vieron obligadas a escuchar sus repetidos lamentos.
—Espero que, a la hora de la
comida, la señorita Helena se haya marchado —estaba diciendo en aquel momento—.
Ha arruinado el desayuno y estoy convencida de que arruinará la comida.
Siempre ha sido
una consentida del señor Palacios, y mucho más desde que el pobre señor
enviudó.
¿Cómo es posible
que esa mujercita no sepa apreciar una buena comida?
Ninguna de sus
dos ayudantes le respondió. Siguieron soportando, estoicamente, la afrenta a su
ego.
—Recuerdo que, en una ocasión, me
dijo que no era de buena educación estar observando cómo comen los demás
—rememoró con un resquicio de rencor—. Y en otra ocasión que sería mejor no
recordar, pero me resulta imposible no hacerlo, tiró del mantel de la mesa y lo volcó
todo. ¡Qué desastre! Entonces aún vivía la señora.
Esta tormenta
tiene que parar, y que se marche al valle o a su casa. Lo que quiero es que se
vaya.
Si a la hora de
comer no se ha ido, una de vosotras estará en el salón. Yo no. Prefiero no
presenciar los desatinos de esta mujercita. Y, desde luego, no me los contéis o
enfermaré sin remedio.
∎∎∎
Matilde Jiménez
se sorprendió cuando Jaime Palacios le entregó un hermoso y joven ángel Cupido.
Estaba sola. Patricia, entusiasmada, se había ido con el mayordomo.
Jacobo era un
hombre amable y jovial, pese a que su aspecto dijera todo lo contrario, y se
ofreció a enseñarle cada rincón de la gran mansión.
—Se lo das a mi hija cuando estéis
en el valle, y yo me haya marchado. Recuerda esto, cuando yo me haya
marchado—remarcó el señor Palacios.
—Pero no entiendo...
—No es imprescindible que tú
entiendas nada —se alteró el señor Palacios—. Ella lo entenderá, y eso es
suficiente. Eligió este ángel cuando era una mocosa. Mi esposa lo guardaba.
Quiero que lo tenga ella, ella lo eligió entre muchos otros.
Tal vez así
entienda que no me opongo a que ame a Blas Teodoro, sé que lo ama.
Acostumbrado a
ser soberbio, también lo he sido con mi hija. Me creí superior a ella, me distancié
de ella, y llegué a creerme que nunca le perdonaría que amara a Blas. Pero no,
nada más lejos de la realidad. Lo único que me importa es que mi hija sea
feliz. Absolutamente nada más.
Muy a mi pesar,
creo que Blas Teodoro es el hombre idóneo para ella, y yo no seré un obstáculo.
Antes que político y antes que hombre, soy padre.
—¿Se encuentra usted bien? —le
preguntó Matilde, sumamente extrañada.
—Perfectamente.
—No estoy segura de que usted sea
el obstáculo —dudó Matilde.
—¿Es Arturo Corona?
—No lo sé.
—¡No sabes nada! —exclamó Jaime Palacios,
sulfurado— Pues tu misión va a ser averiguarlo. Sé que mi hija quiere a Blas,
averigua por qué razón me ha dicho que nunca estará con él, y házmelo saber.
Haz algo productivo. En el valle, cuando yo me haya ido. No tardes en
averiguarlo, y no tardes en ponerte en contacto conmigo.
Matilde volvió a
quedarse sola con el ángel entre sus manos. Lo miró, cogitabunda, sin pensar en
nada. Los ojos del joven alado tenían algo peculiar. La miraban fijamente, también
pensativos, y sin pensar en nada.
La mujer se
estremeció de repente. Sí estaban pensando. Ambos pensaban en Blas y Helena.
¿Qué tenía aquel
ángel de mirada hechizante? La marea invadía su cabeza, subía y bajaba.
∎∎∎
Francisco Torres
abrió la puerta del jardín y miró, beligerante, a Estela y a Gabriela.
—¿A qué es debida tanta prisa?
¿Quieren quemar el timbre o quieren que me rompa una pierna? —les gritó con su
acostumbrado mal carácter.
—No es culpa nuestra que te sobren
bastantes kilos —replicó la señora Estela, malhumorada.
El comentario de
la mujer todavía soliviantó más al hombre.
—¿No han traído a la bestia?
—preguntó, desconfiado.
"Bestia",
era la manera peyorativa como llamaba el señor Francisco al rottweiler de
Gabriela. Nunca le gustó ese perro, y los gustos del señor Francisco no habían
variado. Sus malos modales tampoco.
—Por favor, Francisco, venimos
agotadas. Necesitamos descansar —dijo Estela, hastiada.
—Pasen y descansen, y ya que están
aquí, me acercaré al hospital a ver a Blas y a Nico.
—No se lo aconsejo —replicó
Gabriela con frialdad—. De allí venimos. Blas nos ha echado de la habitación de
Nico sin muchas contemplaciones.
—¿Ha empeorado el chico? —preguntó
el hombre, preocupado.
—No, quien ha empeorado es Blas
—respondió Gabriela—. Piensa comprarle un vestido a Helena y regalárselo lo
antes posible. Le he dicho que no me parecía una buena idea, que no creía que
ella lo mereciera.
—¿Y por eso las ha echado? — indagó
el señor Francisco, asombrado.
—¡Sí, por eso! —exclamó Estela—. Antes
de pedirnos que nos fuéramos, nos ha dejado muy claro que, a pesar de todo,
Helena es lo mejor que le ha pasado.
La verdad es que
Blas siempre ha estado enamorado de esa mujer, y debemos respetar sus
sentimientos.
Gabriela le
dedicó una mirada de gran dureza a su madre. Una mirada que al señor Francisco
no le pasó desapercibida.
—¿Qué mosca le ha picado a su hija?
—preguntó cuando Gabriela se alejaba de ellos e iba hacia la casa.
La
mosca de los celos, pensó Estela
con un deje triste, una mosca que deja un
veneno muy peligroso en el cuerpo de sus víctimas.
Por supuesto, no
compartió sus pensamientos con el señor Francisco.
—Necesita descansar —le respondió—.
Y yo también.
Págs. 1184-1192
Hoy os dejo una canción de Morat... "Besos en guerra"
Hoy os dejo una canción de Morat... "Besos en guerra"
Parece ser que Helena y su padre no se pueden poner de acuerdo. En todo caso, quien los haya matado, fue la mejor y absoluta determinación. Esos demonios eran malvados. También apoyo a Helena, Blas no es un asesino. Conociendo como es el temperamento de su padre lo puso en una disyuntiva con esa promesa. La guerra entre esas dos familias es muy fuerte. Ese silencio dice mucho, solo Helena sabe lo que siente por Blas. Yay, esa Maura está llena de rencor, ojala y le explote la bilis, jajaja.
ResponderEliminarOh oh, no puedo creerlo al fin el padre de Helena está de acuerdo que Blas es el indicado para ella. Pero que lindo gesto, que le a dejado ese cupido, me gustaria ver la cara de satisfacción de Helena. Muy bien hecho, que las haya sacado de la habitacion de Nico, ellas no deben entrometerse entre Blas y Helena. Y Gabriela debe de ir asimilando la realidad.
Como siempre un gran capítulo!!
La canción es un primor, me encanta.
Abrazo!
¡Hola,Yessy!
EliminarLo que sucede es que Helena solo estaba enterada de que Blas mató a Álvaro Artiach... finalmente ha entendido que también mató a Ismael Cuesta y a Matías Hernández
Estoy muy de acuerdo contigo... Blas no es un asesino, y Jaime Palacios opina lo mismo
Solo ella podía arrancarle esa promesa, y lo ha hecho
De todos modos, Jaime Palacios sabe muy bien que Helena ama a Blas... solo quería que su hija lo reconociera delante de él
Bueno, pues ya veremos como reacciona Helena cuando Matilde le dé el ángel
Es cierto, Gabriela debe aceptar una realidad que no va a cambiar
Maura es una excelente cocinera, y está muy enfadada con Helena... creo que también se ha enfadado contigo, pero a mí me has hecho reír ;-)
Yo creo que es una canción que no puedes evitar escucharla más de una ves... me alegra que te haya gustado
Muchas gracias por tu comentario... ha sido un placer leerlo
Un abrazo fuerte
Uy ojala Helena y Blas puedan vivir su amor Genial capítulo extrañaba tu historia. Veamos que pasa luego, te mando un beso
ResponderEliminar¡Hola, JP!
EliminarTe diré que, pase lo que pase, Blas y Helena te agradecen tus buenos deseos
Y, por supuesto, yo también te mando un beso
HOLA MELA,JAIME PALACIOS NUNCA PUEDE ACEPTAR QUE BLAS ESTE CON HELENA,ESTAS CAMBIANDO LA NOVELA,
ResponderEliminarSALUDOS MIOS,
Carlos, no estoy cambiando nada... Es Jaime Palacios quien ha cambiado
EliminarA veces las personas cambian
Saludos
HOLA MELA,PARA QUE HA VUELTO GABRIELA PARA QUE BLAS LA ECHE,ARTURO CORONA NO CAMBIA QUERRA QUE BLAS ESTE CON GABRIELA,
EliminarSALUDOS MIOS,
Es muy posible que Arturo Corona quiera y prefiera que Blas esté con Gabriela... ¿Ya quedas contento y satisfecho con mi respuesta?
EliminarEl Clan ha vuelto en agosto??? En agosto??? No me lo puedo creer del verbo creencia!!!!
ResponderEliminarMe parto y reparto con Maura. Pobre mujer, lo que tiene que aguantar con Helena, anda que no saber apreciar el arte culinario:)))) Pregunto yo por preguntar algo, por qué estiró del mantel Helena??? Me imagino la escena y me vuelvo a partir y a repartir:))))))
Capítulazooooooo!!!!! La canción, guapísima!!!!!
Besoteeeeeeeeeeeeeeessssssss!!!!!
¡Hola, Merche!
EliminarPues debes creerlo... He vuelto en agosto porque ya me urge terminar de publicar la novela... y lo que puedas hacer en agosto no lo dejes para septiembre
Es cierto lo que dices... Helena no sabe apreciar ese arte ni creo que aprenda
El motivo por el que Helena tiró del mantel no sale en el capítulo... se supone que algo le molestaría o la enfadaría
Sí, creo que puedes imaginar esa escena muy bien
A mí también me ha parecido muy guapa
Besotes
Imagino esa escena muy bien, es que es una escena muuuyyyy real, me parece si no recuerdo mal que la he vivido:))))))
EliminarCupido va a viajar al valle, Jaime Palacios es todoooo un padrazo!!!!!
Bueno, tampoco es necesario que imagines tanto ni recuerdes tanto
EliminarSí, creo que será Matilde quien lo lleve
Creo que todos los padres normales son padrazos, aun sin pretender serlo
También puedo imaginar, con todo detalle, cuando Helena estira el mantel y vuelca todo lo que hay sobre la mesa:))
EliminarPilar.
Las dos tenéis una gran imaginación... Enhorabuena
Eliminar¡Hola Mela! ¡Qué alegría leerte! Extrañé al Clan pero espero hayas disfrutado los días de descanso.
ResponderEliminarPaso a comentarte: En primer lugar, esa tormenta maravillosa que has sabido contarme me ha encantado, la lluvia en los cristales, los gestos en la conversación de Helena y su padre, todo me ha encantado porque me has trasladado allí, como siempre.
En cuanto a la conversación he sentido que el padre de Helena está comprendiendo mucho mejor los sentimientos de su hija. Quizás ya los entendía pero como padre tendría sus miedos. A todos nos pasa.
Helena tiene esa llama del amor por Blas que no se apaga, es que el amor es así. Amo esa pareja con sus idas y vueltas, creo ya lo sabes.
Pienso que un hijo es un vínculo muy fuerte pero no es lo único que mantiene el amor en este caso. Helena y Blas lo han demostrado muchas veces.
Por otra parte no creo que Blas sea un asesino con la connotación de esa palabra. Han sucedido hechos horribles y él ha actuado como un hombre con principios.
En cuanto a Maura, entiendo su rabia y que Helena haya sido muy caprichosa. De cualquier forma tengo por la protagonista un cariño muy especial y creo que a esta altura todo lo que haga le encontraré justificación.
Es una novela en la cual has logrado que me meta, quiera a sus personajes, y disfrute la lectura. Felicitaciones, como siempre. Una gran historia, una gran escritora.
Miles de besos y muy buena semana!!
¡Hola, Lou!
EliminarPara mí también es una gran alegría que vengas a visitarme, y leer tu maravilloso comentario... Muchas gracias
Creo que han disfrutado más los mosquitos que yo... casi se me comen
Paso a contestarte ;-)
Las tormentas me encantan, Lou... Hay algo en ellas que me atrae
Jaime Palacios escuchó lo que Helena le dijo a Nico cuando el niño estaba inconsciente... eso es más que nada lo que ha hecho que su postura cambie respecto a Blas... Y también es cierto que Jaime hubiera matado, sin ningún titubeo, a los mismos hombres que ha matado Blas... Pero, bueno, lo que más ha influido en Jaime es escuchar a su hija decirle a Nico que amaba a Blas... en este capítulo no se ve muy clara la razón del cambio de actitud de Jaime, pero se verá
Es que yo estoy convencida de que, la fuerza de un huracán, no es suficiente para apagar la llama del amor
Sí, lo sé... Y Blas y Helena sienten el mismo aprecio por ti ;-)
Pues no sé en otros casos... pero desde luego puedo asegurarte que Nico no es la razón de que Helena ame a Blas... o de que Blas ame a Helena
Sé que mucha gente señalaría a Blas como un asesino... pero no lo es, aunque haya matado
Creo que lo importante es lo que piense yo... y yo pienso que Blas es un buen hombre, y estoy muy orgullosa de que sea el protagonista de mi novela
Maura, la gran cocinera de la mansión, está muy enojada con Helena... no puede entender que Helena no disfrute comiendo
Pues vamos a ser dos las que encontremos justificación a todo lo que diga o haga Helena ;-)
Tú también has logrado que me meta en tu novela, quiera a tus personajes, y disfrute mucho de una buenísima lectura
Muchas gracias, Lou... Es un honor que una escritora de tu valía me dirija estas palabras
Muchos miles de besos
Gracias por tus palabras querida amiga, y pido disculpas, siempre se me pasa comentar las maravillosas canciones que subes al blog. Esta no es la excepción. Me ha encantado. Besotes miles.
EliminarNo hay ni un solo motivo para que me des las gracias... tampoco para que te disculpes
EliminarMe alegra que te haya encantado, y me alegra volverte a ver
¿Qué tal millones de besotes?
Me ha gustado mucho el capitulo,Jaime Palacios es el padre de Helena y es normal que quiera que su hija sea feliz y Blas es el que la puede hacer feliz.Besos.
ResponderEliminar¡Hola, Ramón!
EliminarPues sí, yo creo que todos los padres desean la felicidad de sus hijos... Jaime Palacios no es una excepción... quiero decir que esta regla no la va a confirmar él ni la va a poner a prueba
Besos
Quiero exactamente lo mismo que Jaime Palacios, que Matilde averigüe muy pronto por qué Helena ha dicho que nunca estará con Blas. Creo que tú no me lo vas a decir, tendrá que ser Matilde.
ResponderEliminarBeso
¡Hola, Ignacio!
EliminarBueno, por lo menos sí te digo que Matilde cumplirá con la misión que le ha encargado Jaime Palacios... eso significa que te enterarás de por qué Helena ha dicho eso
Besos
Jaime Palacios es un padre al fin y al cabo. ¿Qué padre no querría ver feliz a su hija? ¿Qué hija no conseguiría lo que quisiera de su padre? Me gustaría que este padrazo ganara las elecciones.
ResponderEliminarCupido viajará al valle sin que Helena lo sepa. ¡Buen viaje!
Pilar.
¡Hola, Pilar!
EliminarBueno, supongo que cualquier padre normal querría eso
Sí, supongo que cualquier hija puede conseguir lo que quiera también
Bien, pues ya veremos quién gana las elecciones
Viajará al valle el ángel que Helena eligió cuando era una niña... Sí, se llama Cupido
Besos
Hola Mela, por fin Jaime Palacios es consciente de que Blas es el hombre idóneo para Helena. Yo era consciente hace tiempo y también de que Helena es la mujer idónea para él.
ResponderEliminarBlas ha esperado mucho tiempo y, como ha dicho Estela, siempre estuvo enamorado de Helena. Ha llegado su momento. Es ahora o nunca y creo que va a ser en el valle y ahora.
Ya sé cómo se enteró Jaime Palacios de que Blas también mató a Ismaeñ Cuesta y a Matías.
Capítulo ma-ra-vi-llo-so. Canción ma-ra-vi-llo-sa.
Espero que hayas pasado un verano ma-ra-vi-llo-so.
Un beso.
¡Hola, Juan!
EliminarBueno, es importante recordar que Jaime Palacios escuchó lo que Helena le dijo a Nico cuando el niño permanecía en coma... esto es lo que más ha influido en el cambio de Jaime
Sí, lo cierto es que Blas ha esperado doce largos años, y ni un solo día dejó de querer a Helena
Bueno, pues ya veremos si es en el valle... y ahora
Se enteró porque se lo dijo, muy satisfecho, Arturo Corona
Me alegra mucho que te hayan gustado capítulo y canción
Muchas gracias... Yo también espero que tu verano haya sido maravilloso... bueno, y lo que queda, todavía no se ha despedido
Un beso
Mela cariño mío, no he podido comentar antes!!! Ay qué gracia, el verano me ha sentado muy mal, a mi madre también. Ay Gabriela, no quiere que Blas le vuelva a regalar el vestido, a mí me parece muy bien que se lo regale!!! El padre de Helena acepta a Blas, es el hombre ideal para ella. Ay tengo muchas ganas de verlos juntos!!! Será en el valle?? Creo que sí. Blas irá al valle, ay que gracia de hombre!!! Qué canción más bonita!!! Cómo estás bonita mía?? Nosotras estamos de reformas por cambiar un poco el ambiente. Otra vez hay elecciones, ay qué gracia de políticos!!! La última vez no voté y esta vez tampoco. Tengo cosas mejores que hacer que perder el tiempo. Ay espero que no tardes mucho en volver a publicar!!!
ResponderEliminarBesitos, cariño mío!!!
¡Hola, Julia!
EliminarNo te preocupes, cada persona comenta cuando puede o quiere... y muy bien
Bueno, pues siento que este verano no os haya sentado bien
A mí también me parece bien que le vuelva a regalar el vestido... pero a quien realmente le tiene que parecer bien es a Blas... es quien va a pagarlo ;-)
Jaime Palacios escuchó lo que Helena le dijo a Nico en el hospital... y también es cierto que él hubiese matado, sin pestañear, a los mismos hombres que ha matado Blas... por todo esto, su actitud hacia Blas ha cambiado
Bueno, pues ya veremos si ese encuentro que deseas se produce en el valle
Sí, es preciosa... Me alegra que te guste
Estoy... y creo que eso es lo importante
No votar es una opción tan respetable como cualquier otra
Publicaré lo antes que pueda
Besitos