CAPÍTULO 77
PADRE E HIJO
—Y
|
a llevan un cuarto de hora revisando mi
documentación —se quejó el conductor del autobús, mosqueado—. Hace veinte años que
hago esta misma ruta, conozco muy bien mi trabajo y, por supuesto,
todos mis papeles son legales. ¡Esto es humillante, un abuso de autoridad!
El hombre se lamentaba hablando a solas; los
viajeros le escuchaban sin hacer comentarios. No así Nicolás, que se hallaba
sumido en sus propias preocupaciones.
“Dentro de tres años todo estará cambiado”,
pensaba con exagerado pesimismo. “A lo
mejor Blas se casa con Elisa o con Gabriela y tienen hijos. Emilia estará feliz
con sus nietos. Y Nat puede conocer a otro chico y puede enamorarse. Nadie se acordará de mí, no me estarán
esperando ni se alegrarán con mi regreso. Me habrán olvidado y no tendrá sentido que yo vuelva”.
El muchacho se hundió en un pozo de tristeza y,
contemplando la foto de sus seres queridos, volvió a llorar quedamente. No se
enteró del sonido de la sirena de un coche patrulla, que adelantó al autobús
para frenar inmediatamente después. Del vehículo descendieron el señor Tobías y
el señor Teodoro.
—Este es el
autobús que buscamos —declaró el
policía sintiendo que perdía un gran peso—. Fíjate en
su cartel: Villa Hermosa, San Fernando y Tres picos —señaló.
—Buenas noches
—saludó uno de los guardias civiles —¿Podemos
ayudarles?
—Buenas
noches —respondió Tobías—. Hay un crío en este autobús, que se ha escapado de
casa.
—Entonces
han tenido suerte de que lo hayamos detenido para revisar la documentación —sonrió
el motorista. Seguidamente se acercó a la ventanilla del conductor y le
devolvió una carpeta.
—Todo
en orden —le dijo—. Pero, haga el favor de abrir la puerta de ascenso. Lleva a
un chico que se ha fugado de casa.
El hombre obedeció en el acto,
pensando en el muchacho alto y moreno a
quien había dado una bolsa de plástico. Obviamente tenía que tratarse de él.
El señor Teodoro subió al autobús con premura, seguido del señor Tobías. Con el corazón desbocado, miró a derecha
y a izquierda buscando el rostro de Nicolás. Oyó unos ruidos procedentes de
uno de los asientos de la parte izquierda. Se acercó hasta allí y vio al niño,
agachado, escupiendo en una bolsa de plástico. El muchacho no había visto al
que él creía su tutor. El señor Teodoro le sujetó la cabeza y el chiquillo
sintió un estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo. Inmediatamente llegó
a su olfato el aroma de la colonia que utilizaba su tutor. Dejó de escupir y
levantó la cabeza, lentamente, como si tuviera miedo de estar equivocándose. Pero
no se equivocaba, ¡su tutor estaba allí,
Blas había venido a buscarle!
El niño tenía los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas, y fue incapaz de decir
nada.
—¿Cómo va la
excursión, Nico? —preguntó el señor Teodoro con suavidad, pero muy
serio.
—Bien.
—¿Bien? Pues
lo siento muchísimo porque tu excursión se ha acabado aquí. Ahora mismo vas a
bajar de este autobús conmigo y vas a hacerlo por las buenas o por las malas.
Tú decides.
Nicolás estaba muy feliz viendo a su tutor tan
cerquita de él. Sin embargo, no estaba dispuesto a tirarse en sus brazos así
como así. Él tenía su orgullo y su orgullo estaba muy herido.
—¿Y para qué
quieres que vaya contigo? —indagó, dolido— ¿Para
entregarme a un cerdo mañana o pasado mañana?
El señor Teodoro suspiró antes de contestar.
—Nico,
escúchame bien. Estela se ha equivocado. Escuchó una conversación entre Bruno y
yo, y no entendió bien lo que dijimos. Sacó conclusiones precipitadas. ¡Yo no
voy a entregarte a nadie nunca! Vas a vivir con mi madre y conmigo en Aránzazu
y vas a estudiar en el instituto de Nat.
Créeme, Nico, confía en mí. Levántate y bajemos
civilizadamente de este autobús; no me obligues a bajarte a la fuerza. No vas a
ir a ninguna parte, excepto a casa, y lo sabes muy bien.
La luz, de nuevo habitó en los ojos apagados de
Nicolás. Y el color pálido de su tez fue desapareciendo.
—¡Estela se ha
equivocado! —exclamó con vehemencia— ¡Yo lo sabía!
Perdóname por haberme escapado, Blas.
Debería haber hablado contigo pero, te aseguro, que
lo he pasado muy mal. Creo que nunca lo he pasado tan mal en toda mi vida.
El señor Teodoro le entregó un pañuelo y Nicolás se
limpió la cara y se sonó la nariz. Luego tiró el pañuelo de papel en la bolsa
de plástico. A continuación, su “tutor” cogió la bolsa y le ofreció su mano
diestra y, sin titubear, el niño se aferró a ella y se puso de pie.
El señor Tobías se apeó del autobús en cuanto vio
aproximarse a padre e hijo. El señor Teodoro tiró la bolsa a la cuneta y
condujo a Nicolás al coche de Tobías, subiendo, ambos, en la parte posterior.
El conductor del autobús y sus ocupantes comenzaron
a hacer todo tipo de comentarios cuando la puerta se cerró y reanudaron su
viaje.
Los guardiaciviles pararon el escaso tráfico que
circulaba para facilitar que el señor Tobías diera la vuelta.
—Me alegro de
verte, Nicolás —dijo el señor Tobías, mirando al muchacho por el
espejo retrovisor—. ¡Menuda tardecita nos has dado! ¿Sabes que
escaparse de casa es un delito? Podía ficharte por esto... tomar tus huellas
dactilares y hacerte fotos de frente y de ambos perfiles.
El muchacho se acurrucó en el asiento, frunciendo el
ceño, preocupado. El señor Teodoro, ya más relajado, sonrió levemente. Minutos
después llamó a su madre para hacerle saber que estaban de regreso y que el
chiquillo iba con ellos. Finalizada la llamada, se fijó en la foto que
Nicolás llevaba en su mano izquierda. Desabrochó el cinturón de seguridad del
chaval y lo atrajo hacia sí. Nicolás descansó la cabeza en el pecho de su "tutor", sintiéndose a salvo y
plenamente feliz. Empezaba a parecerle irreal el mal rato que había pasado.
—¿Cuándo has
cogido esta foto? —le preguntó el señor Teodoro.
—Le pedí a
Bibi que me la trajera —explicó
Nicolás—; quería poder veros todos los días. He tenido mucho
miedo.
El hombre besó suavemente el cabello de su hijo y le
acarició, con el dedo índice, la nariz.
—Nico, ¿te
encuentras mejor, ya no estás mareado?
—Me encuentro
bien, Blas, no te preocupes. He vomitado porque estaba muy asustado. Creía que
no me querías y que querías deshacerte de mí.
—Nico, hay una
cosa que debo decirte.
—¿Qué cosa?
El señor Tobías se mordió los labios, inquieto. ¿Iría Blas a confesarle a Nicolás que él era
su padre? No tenía nada claro
cómo podía reaccionar el jovencito.
—Verás, Nico —era evidente
que al señor Teodoro le costaba esfuerzo explicarse—, hay una
cosa que te dijo Estela que sí es cierta. Bruno Rey no es tu padre. Mañana
sabrás quién es tu padre y lo conocerás.
Nicolás se sobresaltó de inmediato.
—¡NO! —chilló, dando
una tremenda patada en el suelo del automóvil— ¡Me alegro de que Bruno no sea mi padre
porque es un cerdo, pero no quiero
conocer al otro, PORQUE TAMBIÉN ES OTRO CERDO! ¡NO QUIERO CONOCERLO!
—Oye, Nico —medió Tobías—,
¿qué forma de hablar es esa? ¡Eres un mal criado!
—Nico
—volvió a hablar el señor Teodoro, intentando mantener la serenidad—, tienes
derecho a saber quién es tu padre y a conocerlo. Te prometo que podrás elegir
entre él o yo. Está en tus manos decidir si quieres estar con tu padre o con tu
tutor.
—¡Te elijo a ti! —afirmó Nicolás,
vehemente— ¡No quiero ver a ese cerdo!
¡No me obligues a verlo! ¡Ese cerdo no ha dado la cara en quince años!
¿Qué quiere ahora? ¡Que me deje en paz!
—Lo
siento, Nico —manifestó el señor Teodoro, firmemente—. Aquí mando yo y no tú.
Mañana, a las once, quiero verte en mi despacho, conocerás a tu padre y
elegirás entre él y yo.
Nicolás se enfureció y le asestó una patada en un tobillo. El
hombre le propinó un manotazo en una pierna, dejándole, a buen seguro, la mano
marcada.
Después del altercado hubo un rato
de silencio. Tanto Nicolás como el señor Teodoro estaban malhumorados y
preocupados.
—¿Me
prometes que no me traicionarás y acabarás entregándome a ese cerdo? —se
decidió a preguntar el chaval.
—Te
lo prometo, Nico, confía en mí —respondió el señor Teodoro, desesperado—. Yo
mismo, voy a decirle a ese hombre que es un cerdo.
—¡Y yo le escupiré en la cara y le daré un
puñetazo! —exclamó el chiquillo, arrebatado— ¡Va a arrepentirse mucho de aparecer!
“Estela ya me ha escupido y tú ya me has dado
un puñetazo”,
pensó el joven, abatido.
El señor Tobías miró, por el
espejo retrovisor, el semblante de su amigo y le apenó ver su expresión. Tenía
los ojos vidriosos y un gesto de derrota. Luego miró a Nicolás; los ojos del
niño refulgían con una furia incontrolable.
El policía no lograba entender
por qué el señor Teodoro se había hecho pasar por el tutor del muchacho y había
permitido que Bruno Rey pasara por su padre. Sin duda, tenía que existir alguna muy buena razón. Pero, en aquel
momento, se sentía incapaz de dilucidarla.
—¿Y
desde cuándo sabes que Bruno no es mi padre? —preguntó, súbitamente, Nicolás, que había permanecido rumiando el
asunto.
El señor Teodoro tragó saliva
antes de responder.
—Desde
que tenías tres años.
—¿Y por qué no me lo dijiste? —se
encolerizó el crío, pateando, nuevamente, el tobillo de su padre. Esta vez, el
señor Teodoro no se defendió. Comenzaban los reproches que él tanto había
temido— ¿Por qué me lo ocultaste? ¿Por qué me mentiste? ¡Tú nunca me dejas mentirte ni ocultarte
nada!
—¡Basta, Nico!
—gritó el señor Tobías— ¡Deja de acorralar
a Blas! No se encuentra bien, tiene fiebre.
—¡Usted se calla y no se meta! —chilló el
niño, golpeando, con el pie, el respaldo del asiento del policía.
En esta ocasión, el señor Teodoro sí reaccionó y
castigó al niño con un tirón de oreja.
—¡No vuelvas a faltarle al respeto a Tobías! —le reprendió— Una sola patada más y
llegas con una oreja menos a casa. ¡Si quieres dar patadas, dámelas a mí!
Nicolás agachó la cabeza y se frotó el enrojecido
oído. Instantes después volvió a enfurecerse y volvió a la carga, estirando una
oreja a su tutor y agarrándolo del pelo.
—¡Blas, por Dios! —exclamó el señor
Tobías, muy contrariado— ¡No consientas que un mal criado te ponga la
mano encima! ¡Este muchacho está
necesitando unos buenos azotes!
El señor Teodoro comprendió que el policía tenía
razón y, muy a su pesar, ladeó a Nicolás y le palmeó el trasero.
—¿Te vas a
estar quieto de una vez? —interrogó.
El chiquillo asintió y su padre le abrochó el
cinturón de seguridad. El niño se pasó una mano por los ojos para secarlos y el
señor Teodoro giró la cabeza para, también secar, con disimulo, unas lagrimas
que mojaban su rostro.
Miró el cristal de su ventanilla, fuera reinaba la oscuridad... De pronto vio, con absoluta nitidez, la picara sonrisa de una hermosa mujer morena.
El señor Teodoro quiso bajar la ventanilla, pero quedó paralizado observando los hoyuelos nacientes muy cerca de la comisura de los labios de aquella mujer... la imagen desapareció y comprendió que era imposible que Helena estuviese allí. Solo la estaba soñando, quizás la causa era su fiebre... y si esta era la causa de esa visión maravillosa, deseó tener fiebre el resto de su vida.
Miró el cristal de su ventanilla, fuera reinaba la oscuridad... De pronto vio, con absoluta nitidez, la picara sonrisa de una hermosa mujer morena.
El señor Teodoro quiso bajar la ventanilla, pero quedó paralizado observando los hoyuelos nacientes muy cerca de la comisura de los labios de aquella mujer... la imagen desapareció y comprendió que era imposible que Helena estuviese allí. Solo la estaba soñando, quizás la causa era su fiebre... y si esta era la causa de esa visión maravillosa, deseó tener fiebre el resto de su vida.
Págs. 599-606
Este jueves, dejo en el lateral del blog una canción de Cristian Castro... "Qué me van a hablar de amor"
Este jueves, dejo en el lateral del blog una canción de Cristian Castro... "Qué me van a hablar de amor"
¡¡SORPRESA!! No me esperabas por la mañana ¿A qué no? Pues aquí tienes a la Pirata del Caribe,esta tarde vuelvo con más tranquilidad.Me ha gustado el encuentro entre Blas y Nico y que Blas se imagine a Helena.A mí lo que digan por ahí tampoco me deja cicatrices.Y cada día estoy un poco más orgullosa de que seas mi hermana.
ResponderEliminarUn besazo!!!
Hola Merck... no te esperaba por la mañana, la verdad
EliminarMe alegra que te haya gustado
Haces bien
Yo también
Un besazo
He vuelto más tarde de lo que pensaba,tampoco sé si Nico va a entender lo que le ha ocultado Blas durante años pero cuando existe el cariño es posible llegar a un entendimiento y aquí sobra cariño por las dos partes.
EliminarBesos.
Estoy de acuerdo en que sobra cariño... veremos si son capaces de llegar a un entendimiento
EliminarBesos
Y ahora que pasará? Despreciará Nico a Blas por ser su padre y no decírselo? Se pondrá contento cuándo se entere y que puede quedarse con él? Tchan, tchan... la emoción está servida!
ResponderEliminarBesos, y gracias por otro emocionante capítulo!
Hola Laura... pues no te puedo decir exactamente lo que va a pasar, tendrás que esperar
EliminarMe alegra que la emoción esté servida
Besos... y gracias por tu comentario
Madre mía el Nico.
ResponderEliminarPues sí que es hiperactivo...
Jejeje, llamemos a súper nany.
Va interesante la cosa.
Un saludo Mela.
Hola Dany... la verdad es que Nico, en este capítulo, ha dado unas cuantas patadas
EliminarMe parece que SuperNany trata casos de niños más pequeños que Nico
Me alegra que te parezca interesante
Un saludo
¡Ay Mela cariño,no publicaste anoche y yo esperando!¡Pobre Blas,la de patadas que le ha dado el niño hay que ver! Mi madre está contenta de que se hayan encontrado,me ha gustado mucho que imaginara a Helena. ¡Qué hombre este!Tendrá que explicarle al niño la situación y algo tendrá que decirle de Helena.¡Qué emoción!La canción es fabulosa,mi madre te manda cariños,tu malestar debe ser que te sentó mal la cena. Hay un detalle que mis amigas se han dado cuenta y yo también pero no vale la pena comentar.Recuperate cariño.
ResponderEliminarBesitos.
Hola Julia... anoche me acosté pronto, pero creo que sigue siendo jueves
EliminarMe alegro por tu madre y por ti
Ya veremos qué le explica a Nico
Me alegra que te haya gustado la canción... sí, no me sentó bien la cena
Besos para tu madre y para ti
Patadas, puñetazos arrancamiento de orejas y todo en un espacio reducido; no hay mejor forma de entrar en calor, ya que están en invierno. O sí, pero aquí no sería el caso. A mi me van a regalar una colcha para taparme de los fríos, que espero se avecinen pronto, porque ya estoy harta de sudar. Voy a dormir la mar de abrigadita este otoño-invierno.
ResponderEliminarNico es un caso y Blas, como siempre, sacando la mano a airearse a pesar de la fiebre. Que se haga mirar los grados, que algo tiene.
¡Ay esa hermosa mujer morena qué puñetera! ¿qué hace en el cristal del coche? La fiebre causa estragos.
Sí, conocía la canción, es preciosa y coincido con Castro y con Merck, "lo que digan por ahí no me casa cicatrices" Ya estoy curada de espanto. Esta mañana me he reído un montón, y eso que no suelo reír a primera hora del día, por eso de que me levanto ligeramente agriada, ya te contaré.
Snif, snif. Nos acercamos al final de la primera parte. Lo bueno es que llegará la segunda, en otro marco y con nuevas intrigas.
Besitos de lagarta.
Hola Nena... puede que sea una buena forma de entrar en calor
EliminarBueno... pues cuando se avecine el frío o haga frío... disfruta de la colcha
Sí, algo tiene Blas, eso lo puedo decir
No ha sido ella "la puñetera"... ha sido la fiebre
¿No te casa o no te causa?
Me alegro que te hayas levantado de tan buen humor
Sí, nos acercamos al final... y, sí, la segunda será en otro marco
Vamos a dejarlo en besos
Hola Mela, me ha gustado mucho el capítulo de hoy, y estoy super intrigada !!!!
ResponderEliminarEspero el próximo jueves con impaciencia.
Un beso!!!!
Hola Lidia... me alegra que te haya gustado y que estés intrigada
EliminarFalta una semana... siete días
Un beso
Ay, "causa, causa", del verbo causar y no casar que no estoy yo para casorios. Picajosilla estás, de todas formas, qué "farfaridad".
ResponderEliminarCreo que es una colcha de patchwork, con lo que me gustan; ya sabes de esas de retales dispares, cada retal con un diseño, creo que los hay muy variados y me voy a tenerlos de todos los colores, jajaja.
No me he levantado de buen humor, me he levantado normalita, agriadita, más bien pero la carcajada me ha despejado el día.
Tú puedes dar los besos como te plazca, si eres tan pijilla.
Es que para casarte... tendrías que divorciarte
EliminarSí, ya veo que estás ilusionada con la colcha... ya me la enseñarás
Pues esa carcajada ha sido oportuna
No soy pija... pero doy los besos como los doy
No se yo si Nico le perdonará haberle tenido engañado tanto tiempo.
ResponderEliminar.
Besos
Raquel
.
Hola Raquel... entiendo tu duda, pero Blas tiene algo a su favor... Nico lo quiere
EliminarCuando quieres a alguien... puede resultar más sencillo perdonar
Besos
Nico se va a cabrear un montón. Como si lo viera.
ResponderEliminarPobre Blas, hasta que entre en razón lo que le va a tocar aguantar...
Besos
Hola Silvia... puede ser que hayas acertado mucho con tu comentario
EliminarEs posible que Nico se enfade muchísimo y, Blas, tenga que aguantar lo suyo
Besos
Creo que Nico en lugar de un disgusto va a tener una alegría enorme cuando se entere de la verdadera indentidad de su padre, aunque tal vez con su carácter no quiera mostrarlo pero me da a mí que si, porque lo tachamos de super travieso ya al pobre, y en realidad es que recibe por todos lados... jajajaja. Pero esperaremos los desenlaces. Y a Blas la fiebre le juega malas pasadas pero, tendremos que esperar un poco más (estoy convencida) para desentrañar ese otro lado misterioso.
ResponderEliminarBesitos!
Hola FG... Nico quiere a Blas, por lo tanto, enterarse de que es su padre tiene que emocionarlo por fuerza
EliminarOtra cosa será que lo demuestre
Bueno, en este capítulo, él también ha dado
A Blas no le ha parecido una mala pasada... ha deseado tener fiebre siempre
Sí... habrá que esperar un poco más
Besos
Hola Mela, tu capítulo rompe la rutina de mi día. Gracias por darme tanto, me está costando adaptarme después de las vacaciones. Leerte a ti ayuda mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Juan... pues me alegra que así sea
EliminarGracias a ti por tu aprecio y apoyo
Otro beso para ti
Creo Mela... que entre todos han malcriado un poco a Nico, a veces por proteger excesivamente ocurren estas pequeñas cosas. A ver como reacciona cuando le den la verdadera noticia. Feliz fin de semana, besos Pilar.
ResponderEliminarHola Pilar... estoy muy de acuerdo en que proteger en exceso no es aconsejable ni recomendable pero, a veces, sucede
EliminarBueno, Blas, tiene a su favor que Nico lo quiere... aún así, veremos cómo reacciona
Feliz fin de semana
Besos
Bueno, una vez más he tenido razón, Nico vuelve a casa jaja.
ResponderEliminarPoco a poco se van aclarando los misterios que envuelven a esta familia tan pintoresca. Y no sé por qué estoy empezando a suponer que al final terminarán viviendo juntos los tres: Nico, Teodoro y Helena. Pero ahí está el encanto, que ni lo sé seguro, ni tú me lo vas a decir XD
.Estelle.
Hola Estelle... sí, tenías razón, Nico vuelve a casa
EliminarFalta bastante para que se aclaren los misterios... el final que tú planteas es muy bonito, pero esta historia es dura... y, con esto, no quiero decir que acabe mal.... tampoco digo que acabe bien
La segunda parte tiene un final muy duro... y en la tercera parte empieza la verdadera historia del Clan... esto lo he avisado varias veces
Besos
Pues estoy ansiosa por saberlo todo :P
EliminarTú estás ansiosa por saberlo todo... eso es señal de que esta historia te gusta y me alegro
EliminarYo, hoy, daría mucho, mucho... por estar publicando los últimos capítulos de la cuarta parte
Yo también estoy ansiosa por ponerle punto final a esta historia
Pues veremos a ver lo que dice cuando se entere, porque lo mismo no se lo toma nada nada bien... pero al menos ya esta en casa. Un besazo.
ResponderEliminarHola Tamara... yo creo que, Blas, es el mejor padre que Nico pueda desear
EliminarEl problema puede que sea... enterarse a los 15 años
Pero tienes razón, por lo menos, ya está en casa
Un besazo
hola Mela,blas tiene fiebre y se ha imaginado a helena pero helena no estaba fuera del coche y helena tiene mas fiebre que blas,de eso estoy seguro,esa chica se pone enferma y a mi lo que digan no me cicatriza,
ResponderEliminarsaludos guapa,
Hola Carlos... Blas tiene fiebre y se ha imaginado a Helena... y Helena no está fuera del coche... estoy muy de acuerdo
EliminarY tú te has imaginado que Helena tiene más fiebre que Blas... la imaginación es libre
Si lo que dicen no te cicatriza... allá tú con tus cicatrices
Piensa detenidamente los comentarios que me haces... no vaya a contestarte como mereces y te cause cicatrices
¡Hola Mela! Que placer leerte. Este capítulo me ha emocionado. Leer la tristeza de Nico, después la emoción ha sido fantástico. Eres muy buena escritora. Blas por supuesto debe tener los miedos propios de alguien que ha mantenido un secreto tan importante por varios años. Creo que Nico quizás se haga el duro cuando sepa la verdad, pero imagino que enterarse que es Blas su padre será una felicidad para él. Después... Vendrán las explicaciones.
ResponderEliminarFelicitaciones por el capítulo como siempre. Un beso grande.
Hola Lou... para mí también es un placer leerte
EliminarNico estaba muy triste... su tristeza ha desaparecido cuando Blas ha llegado al autobús y le ha comunicado que Estela se equivocó
Yo me defino más como contadora de historias
Por supuesto que Blas tiene miedo a la reacción de Nico
Puede ser que aciertes bastante cuando dices que Nico se hará el "duro"... pero que se alegrará
Sí... explicaciones habrá
Muchas gracias por tu comentario
Un beso grande
Bueno, por fin me pongo al día, espero que Blas tenga el suficiente coraje como para decirle a Nico que es su padre. No tengo ni idea de que va a hacer Helena, pido disculpas por lo de predecible.
ResponderEliminarHola Nuño... me alegra que te pongas al día
EliminarLa intención de Blas es decírselo el día de Reyes... veremos si es capaz
Es normal que no tengas ni idea sobre Helena, ha salido muy poco
No voy a aceptar tus disculpas porque no hay motivo para que te disculpes... tú diste tu opinión y, creo, que fui yo quien no estuvo a la altura
Por lo tanto, soy yo quien se disculpa
Bueno... creo que pronto empezarás el nuevo curso, espero que te vaya muy bien
Hola Mela... me uno a tu grupo de lectores. aunque no lo pueda hacer cada día, será interesante perderse entre estas páginas.
ResponderEliminarUn beso,
Rosa.
Hola Rosa... también será muy interesante, para mí, ver cómo te pierdes entre mis páginas
EliminarTranquila, si esto sucede, te ayudaré a encontrar salidas
Otro beso para ti
Hola preciosa!!
ResponderEliminarPrimero decirte que espero que tanto tú como tu familia estéis bien y ya recuperados (tu mami).
El capitulo de hoy es muy bonito, por fin, aunque sea poco a poco las cosas se van enderezando (aunque aún quede por saber la verdad a Nico) y además Blas cada vez esta más sentimental.......... no puedo evitarlo, soy muy romántica y cuando veo un pequeño matiz de romanticismo.......me encanta.
Muchos besos.
Hola Susana... te lo agradezco, mi madre está muy bien, gracias
EliminarYo, la verdad, es que estoy un poco mareada... creo que me está pasando factura no haber hecho vacaciones este verano
Me alegra que te haya gustado el capítulo
Pues en esta historia verás romanticismo... pero también verás muchas otras cosas que no serán tan bonitas
Muchos besos
Que bueno que lo encontró y bien ,siempre me da susto cuando Nico hace de las suyas,pobre es comprensible que se fuera,ojalá cuandos epa todo perdone a Blas!
ResponderEliminarSupongo que lo perdonará... no es difícil perdonar a quien quieres
EliminarBesos
Bien, ya llegó Blas!! He estado todo el rato leyendo en tensión, es un capítulo muy intenso!!...y me parece que cuando le diga a Nico que él es su padre habrá que tener la tila a mano.
ResponderEliminarBesos!
jajaja... Creo que sí, será recomendable tener la tila a mano ;-)
ResponderEliminarLo importante, por el momento, es que ya está con Blas... con su padre
Besos!