CAPÍTULO 150
LA SÉPTIMA LUNA
P
|
or mucho que lo
intentó, consciente de que al día siguiente tenía que conducir durante horas,
Blas no pudo conciliar el sueño aquella noche que se le hizo eterna.
Se levantó
varias veces y fue a la cocina, pero las infusiones de tila de nada le
sirvieron.
Estaba demasiado
excitado, demasiado emocionado, demasiado ansioso.
A las siete de
la mañana, cansado de dar vueltas en la cama y de visitar la cocina, fue al
baño a despejarse con una ducha reparadora. Poco después se vistió.
En el suelo de
la habitación ya tenía preparada una mochila con lo que consideró que
necesitaría en el valle.
Miró el paquete
que contenía el vestido de Helena y esbozó una nefelibata sonrisa.
Tuvo la
tentación de volver a abrirlo, de volver a contemplar el vestido... pero no;
Gabriela lo había envuelto muy bien.
Regresó a la
cocina en busca de otra tila y encontró a Emilia desayunando.
—Te has levantado temprano —le dijo
como saludo. El semblante sombrío y cogitabundo de la señora Sales le
sobresaltó un poco—. ¿Te ocurre algo?
—Tú también te has levantado
temprano.
—La verdad es que no he podido
dormir. Estoy deseando salir hacia el valle.
—Si no has dormido bien no deberías
salir de viaje. De aquí al valle hay muchos kilómetros, solo me faltaría que
tuvieras un accidente.
—Tranquilízate, mamá. Nada ni nadie
me impedirá llegar al valle hoy. Pero, ¿qué te ocurre? —insistió Blas sin
entender el semblante preocupado de Emilia.
—Tampoco he dormido bien —respondió
ella—. Estoy convencida de que Jaime Palacios quiso jugar con mis sentimientos.
Burlarse de mí. En realidad, ¿qué se puede esperar de un crápula?
—¿Qué me estás queriendo decir?
—Que Helena no es hija mía. Tú no
has visto jamás a Isabel Avilón, pero yo sí. Helena se parece muchísimo a ella.
Es imposible que sea mi hija. Me dejé engañar porque quería que Nico fuese mi
nieto.
—Mamá, escúchame bien. Tú siempre
serás mi madre y Nico siempre será tu nieto. Yo siempre seré Blas Teodoro.
Nunca seré el hijo de Arturo Corona. Siempre nos vas a tener a Nico y a mí.
—Blas, no estoy segura de que te
convenga esa mujer. ¿Por qué no olvidas de una vez a Helena? Su padre y el tuyo
nunca consentirán vuestra unión.
—Y tú tampoco, ¿verdad? —se molestó
Blas— Ahora que has entendido que Helena no es hija tuya, vuelves a lo de
antes. Pero no, mamá. Ni tú ni nadie va a impedir que hoy vaya al valle.
—¡Eres un irresponsable! —se alteró la señora Sales— ¿No piensas en
Nico? ¿Y si recae en el valle? Aquí ha estado bien cuidado, pero en el valle...
—¡Basta, mamá! No sigas por ahí. Si
no aceptas a Helena, entonces sí que nos acabarás perdiendo a Nico y a mí. No
soy un niño, tampoco un adolescente. Hace tiempo que soy adulto, no me
manejarás a tu antojo.
Tras esta firme
advertencia, Blas iba a salir de la cocina sin tomar la tila. No quería
continuar con una discusión que le dolía, pero la llegada de Marcos le impidió
marcharse.
El semblante del
muchacho, que todavía iba vestido con pijama, no era mejor que el de Emilia.
—Te has levantado muy pronto
—comentó Blas.
—Quería decirte algo.
—Dime.
—No quiero ir a Luna con tu madre.
Me quedaré en Aránzazu.
—Marcos, ¿qué vas a hacer aquí
solo? Tienes dieciséis años. En Luna estarás bien, estudiarás...
—No quiero ir con tu madre.
—¿Por qué razón?
—Tu madre sabía lo que estaba
pasando. Ella sabía que mi padre y mi hermano maltrataban a mi madre y a mi
cuñada. ¡No quiero ir con ella! Tu madre no es como tú.
—¡Insolente! —chilló la señora Sales, furiosa— ¿Cómo te atreves a
mentir de ese modo? ¡Yo no sabía nada!
Tampoco te quiero conmigo, perteneces a una familia de rateros vulgares.
—¡La que miente es usted, usted lo
sabía, y no quería que Blas se enterara! —se defendió Marcos.
—¡No voy a tolerar esto! ¡No
pienso tolerarlo! —exclamó la señora Sales, desquiciada.
—¿Qué pasa aquí, qué gritos
son estos? —preguntó el señor Francisco irrumpiendo en la cocina y, por
supuesto, gritando más que nadie.
—Nada, no pasa nada. Todos estamos
un poco nerviosos —contestó Blas—. Y Marcos se viene al valle con Nico, Bibi y
conmigo.
—¿De verdad puedo ir con vosotros?
—se ilusionó el chico.
Blas asintió con
un gesto.
—¿Vas a llevarte a este difamador? —se escandalizó la señora Sales.
—Yo no estoy mintiendo, miente
usted —la acusó Marcos—. Usted vino un día a mi casa a decirle a mi padre que
Blas había oído sus gritos y que usted le convenció para que no viniera a ver
lo que pasaba. Le dijo a mi padre que lavara la ropa sucia en silencio o lo
despediría. Usted no quería que Blas se enterara.
Emilia no dijo
nada, Blas tampoco, pero le lanzó una mirada que dijo mucho. Con esa mirada,
Emilia entendió en el acto que Blas estaba recordando el día que escuchó los
gritos desaforados de Matías Hernández, los gritos de un energúmeno. Él quiso
ir a la pequeña casa del jardín y ella se lo impidió alegando que no debía
inmiscuirse en los asuntos personales y en la intimidad de esa familia por muy
empleados suyos que fueran. Su deber era respetarles.
Sí, Blas estaba
recordando aquello. Y Emilia supo que su hijo ya creía a Marcos. Se vio desarmada
y descubierta, y se sintió vulnerable.
Se marchó de la
cocina sin terminar de desayunar.
∎∎∎
A las diez de la
mañana llegó el momento de las despedidas.
El señor
Francisco le dio un abrazo fuerte y sincero a Blas, y le deseó suerte.
—Espero que no tardes mucho en
presentarme a Helena Palacios.
—Espero hacerlo pronto —sonrió
Blas—. Me encantará llevarla a Luna.
Estela fue la
siguiente en darle un abrazo, menos fuerte que el del señor Francisco, pero
igual de sincero.
—Te deseo mucha felicidad.
—En busca de esa felicidad me voy
—. Y una nefelibata sonrisa volvió a iluminar su rostro. Se sentía como un
adolescente, un soñador, con los pies muy por encima del suelo, su cabeza en
las nubes, en un mundo llamado Inopia y qué feliz era allí.
Gabriela le dio
un beso en una mejilla y le dijo que esperaba que Helena apreciara el regalo
que le llevaba.
—Y no olvides quien lo envolvió
—añadió.
—No lo olvidaré —le aseguró Blas.
Emilia Sales
besó a Nicolás y le recomendó que se cuidara mucho y que nunca olvidara cuánto
lo quería.
Luego se dirigió
a Blas, le dio un beso frío e insistió en que condujera con prudencia.
A Bibiana y a
Marcos nada les dijo, los ignoró por completo.
Poco después, el
todoterreno con Blas al volante, salió del jardín rumbo al valle de Markalo.
∎∎∎
Emilia Sales
estaba deseando, en cuanto Blas se marchó con los niños, que también se
marcharan el señor Francisco, Estela y Gabriela.
No disimuló en
absoluto su deseo, y sus invitados se fueron con la convicción de que su
presencia molestaba a la mujer.
Cuando por fin
su ardiente deseo se cumplió, Emilia corrió a coger el teléfono y llamó a
Arturo Corona.
Le advirtió que
Blas iba hacia el valle con el todoterreno.
—¿Cómo se ha enterado de que Helena
está allí?
—No lo sé —respondió Emilia sin
titubear. No iba a delatarse—. ¿Qué
más da cómo se ha enterado? La cuestión es que está en camino.
—¿Y te preocupa eso? —se mofó el
dictador de Kavana— ¿Crees que Jaime ha dejado sola a su hija en medio de la
montaña? Blas no llegará al valle, habrá soldados que se lo impedirán.
Emilia se quedó
más tranquila. No le sucedió lo mismo a Arturo Corona, que llamó de inmediato a
Jaime Palacios.
—Mi hijo va al valle —le dijo—, va
con el todoterreno. Procura que tus militares no le hagan daño.
—Tu hijo es muy atrevido —respondió
el señor Palacios.
—Tiene a quien parecerse —replicó
Arturo Corona con orgullo.
—Tranquilízate, nadie le hará daño.
Arturo Corona no
se hubiera tranquilizado lo más mínimo si hubiera sabido lo primero que hizo
Jaime Palacios apenas dejaron de hablar. Dio la orden de que, en ningún caso ni
bajo ninguna circunstancia, detuvieran el coche de Blas Teodoro, que lo dejaran
pasar.
A continuación sacó
una foto de su cartera. Siempre llevaba esa foto con él. Era de una mujer que
parecía Helena, pero no era Helena. Era Isabel Avilón.
—Creo que nuestra hija va a ser feliz —le transmitió con el
pensamiento—. Espero que estés contenta.
Te lo debía a ti. Se lo debía a ella.
Besó la foto y
volvió a guardarla en la cartera.
∎∎∎
Pocos kilómetros
recorridos, y Blas comenzó a darse cuenta de que no haber dormido en toda la
noche le iba a pasar factura. Tendría que hacer varias paradas, aunque no
quisiera.
La tila que
había tomado tampoco le ayudaba. Sus piernas y brazos temblaban; y un hormigueo
insoportable y maravilloso a un tiempo peregrinaba en su cuerpo.
Estaba
ilusionado, ansioso, y también muy nervioso. Demasiado nervioso.
Nicolás, a su
lado, tenía sentimientos encontrados. Anhelaba llegar al valle, ver a su madre.
Pero una espina no le permitía disfrutar del viaje. Se alejaba de Natalia sin
haber hablado con ella y no sabía cuándo volvería a verla.
Marcos y
Bibiana, en el asiento trasero, se sentían bien. Cómodos y felices. Una nueva
vida les esperaba, sin duda mejor que la que dejaban atrás.
Confiaban en que,
a pesar de que nos les unían lazos de sangre, podían formar parte de la familia
de Blas Teodoro. Los dos lo deseaban.
Y Marcos llegó a
pensar, dada su suerte, que su madre y su cuñada le habían perdonado tal como
le dijo Blas.
Al primer
contratiempo que tuvo que enfrentarse Blas fue al clima. Una niebla densa le
obstaculizó la visibilidad y, durante un largo trayecto, se vio obligado a
reducir la velocidad.
Cuando pudo
escapar de la nebulosa confusa, salió de la autopista y se adentró en un pueblo
de calles empinadas y angostas. En semejantes calles, el todoterreno parecía un
Gulliver invasor.
De ahí que, los
lugareños con los que topó, se tornaran liliputienses, y lo miraran pasar con
sumo recelo.
Los niños tenían
apetito y almorzaron, con mucho gusto, en la primera posada que Blas encontró
en "Liliput". Él no almorzó, pero aprovechó el receso para lavarse la cara en un
aseo sin pizca de flema aristócrata.
La posadera
nunca olvidaría al hombre que, en lugar de pedirle una helada jarra de cerveza,
le pidió una jarra de tila. Y la bebió de
un trago, añadiría cuando lo contara a parroquianos y familiares.
Comieron en
Markalo. Blas comió poco. El hormigueo, ese cosquilleo tan insoportable como
delicioso continuaba su peregrinaje.
De nuevo en la
carretera, una peña desprendida entorpecía el tráfico y ese percance los entretuvo
bastante.
La noche se les
echó encima. En febrero todavía anochecía pronto.
Por fin se
internaron en el camino que los conduciría al valle, pero la acentuada oscuridad
impedía que los niños admirasen la belleza de los paisajes que se extendían a
un lado y otro de la calzada.
Eran las diez de
la noche cuando llegaron al valle. Cansados por el largo viaje, pero
ilusionados, bajaron del todoterreno.
Una luna grande,
redonda, blanca, les contemplaba desde arriba acompañada de brillantes cortesanas.
Blas la miró y
sonrió. Preguntó a los chiquillos si podían ver sus ojos, nariz y boca.
Nicolás, Marcos y Bibiana vieron la cara de la luna. ¡Qué bella!
Una mezcolanza
de aromas agradables embriagó a los recién llegados como obsequio de
bienvenida.
Blas sonrió aún
más cuando distinguió la silueta recortada de una casa. Había una luz encendida
en el porche y una estela de humo, que salía de la chimenea, ascendía.
Uy de nuevo te deseo una feliz navidad y espero con ilusión el encuentro entre Blas y Helena. Me gusto enterarme de cosas que no sabía y ahora comprendo mejor a Helena te mando un beso
ResponderEliminarHola, JP... Yo también, de nuevo, te la deseo... y creo que nada mejor que repetirse buenos deseos
EliminarEl reencuentro entre Blas y Helena está cerca... muy cerca
Vamos a ver, por tus palabras deduzco que estás algo confundida
Si lo que piensas es que Helena, en algún momento, ha creído que Blas y ella son hermanos... debes saber que esto no es así
Helena jamás ha pensado que Emilia Sales pudiera ser su madre, eso no lo ha pensado nunca... por lo tanto, es imposible que pensara que Blas y ella son hermanos
Yo también te mando un beso
AAHOLA MELA,LA CHIMENEA STA ENCENDIDA BLAS ENTRA POR AHI,,NO SE ENTIENDE QUE jAIME pALACIOS DEJE PASAR A BLAS,ARTURO CORONA ES EL DICTADOR Y MANDA QUE NO PASE,FELIZ NAVIDAD,
ResponderEliminarSALUDOS MIOS,
Hola, Carlos... Vas a saber de inmediato que Blas no entrará por ninguna chimenea porque no están en Navidad... ni Blas es Papá Noel
EliminarBueno, pues si no se entiende... que no se entienda, no es imprescindible que se entienda, las cosas han sucedido así... y nada más tengo que añadir
Feliz Navidad
Saludos
LA FOTO ESTA CON EL VESTIDO,LA ESPABILAFA DE GABRIELA LA PUSO NO CAMBIES KA HISTORIA,
EliminarSALUDOS MIOS,
Tú no puedes imaginar lo nerviosa que me pones... es imposible que lo imagines
EliminarLa historia es la que es... yo no cambio absolutamente nada
A veces se tienen que hacer caso a las tentaciones. Osease, Blas debería haber abierto el paquete. Que Dios lo pille confesado y arrepentido si la foto de Gabriela va con el vestido!!! Y me da que va y también me da que la reacción de Helena no será muy civilizada.
ResponderEliminarBesazooooosssss!!!!
Hola, Merche... Pues ya te digo que, yo en el lugar de Blas, tampoco lo hubiera abierto... Ya vio el vestido
EliminarBueno, pues ya veremos si esa dichosa foto está con el vestido... y si la foto está, pues tendrás que entender que la reacción de Helena no puede ser muy buena
Besazos
Noooo, no será muy buena, será catastrófica!!! Anda que no es estúpida Gabriela y Emilia también!!! El viaje hasta el valle me ha encantado!!!!
EliminarBueno, pues ya veremos como será su reacción si la foto está
EliminarSí, son estúpidas
A mí me encantó escribir ese viaje
Pasaba por aquí para desearles el mejor de los años a Blas y a Helena!!!!
EliminarFeliz 2020 Blas!!!! Feliz 2020 Helena!!!!
Vale, pues Blas y Helena te lo agradecen... y te desean lo mismo
EliminarBueno, muy breve no ha sido la espera, pero podía haber sido peor.
ResponderEliminar¡Ay Emilia qué bicho, no sabe cuando parar y qué mal quiere a los que dice querer tanto! Me alegro mucho por Bibi y Marcos, se merecen una vida mejor con Blas y Nico, no sé si con Helena porque desconozco cómo acabará la historia. Pero si sé qué sin Emilia. Esa mujer es egoísta e intrigante, además de una clasista de las de potar.
Pues el nefelibato este de sonrisa nefelibata (coño, he tenido que informarme del significado del palabro porque... aarffff) está a punto de llegar levitando hasta Helena y, pobriño, no sabe la que le espera jajaja. Es que no lo puedo evitar, me hace gracia y ardo en deseos de leer el "momento vestido" jajaja. Helena en plan cactus Asiento de Suegra va a ser genial, pero el careto que se le va a quedar a Blas (...)
Es preciosa la canción.
Feliz Navidad y un año Nuevo que nos arrope a todos, en lugar de darnos disgustos. Si eso, que nos dé las buenas noches con un beso en la frente y los buenos días con energía.
Muy bonito capítulo.
Besosssss
Hola, Nena... Te diré que siempre, cualquier cosa, puede ser peor de lo que es
EliminarBueno, Emilia quiso creer que Helena era su hija... pero, reflexionando, se ha dado cuenta de que esa posibilidad no existe
¡Vaya! Aprender una palabra nueva ya veo que te altera... y te hace perder los buenos modales y la buena educación
No, no leerás que Blas levite... llegará andando hasta Helena
Lo más gracioso de esto podría ser que la foto no esté con el vestido... pero no voy a decir si está o no está
Yo también he aprendido algo nuevo... el nombre de un cactus
En eso estamos de acuerdo... la canción es muy bonita
Feliz Navidad... y Feliz Año de los dos patitos
Referente al capítulo también estoy de acuerdo contigo... Sí, ya sé que soy muy simpática y agradable
Besos
No me altera, "no te acostarás sin saber una cosa más", dicen. Y me parece bien... pero es que ¡¡¡X yisuscraist!!! jajajajaja
EliminarLos buenos modales o exquisita educación son cualidades que me adornan solo de vez en cuando, me parece que están sobrevaloradas. Aún así, he sido bastante moderada, ¿no?
Si, has estado tan contenida que hasta agradable resultas, ¡enhorabuena!
Tú, moderada... y yo, contenida... mira que bien
Eliminar¿Quieres ver como dejo de contenerme en un segundo?
jejjej templa...
Eliminarjajaja... Me río porque si no me río, voy a decir la barbaridad más grande que se dirá en un blog
Eliminar¡Hola Mela! Gracias por el capítulo. Lo esperaba con ansias.
ResponderEliminarPaso a comentarte que esa preparación de Blas antes del viaje es sublime. Todos los que alguna vez estuvimos enamorados seguramente nos identificamos con esa espera y esa distancia que va acortándose.
Seré sincera, el hecho del vestido de Helena me pone inquieta, es que no sé que pensar. Algo puede ocurrir si lo ha envuelto esa chica pero bueno, quizás no. Esperaremos con paciencia.
Creo que te he comentado que la señora Sales no me cae nada bien jajaja. Es que soy fan de Helena así que puedes imaginarte que no me cae en gracia que siempre esté en su contra.
Es muy bueno que Marcos y Bibiana tengan posibilidad de una nueva vida. Se lo merecen.
Ay... que espera tan dulce y a la vez ansiosa. Imagino verlos juntos, ese encuentro en fin, varias posibilidades. Sin embargo, seré cauta. La dueña de la pluma eres tú así que veremos que ocurre en ese encuentro.
Te mando un besazo grande y te diré que me ha gustado mucho la canción. Felices fiestas cielo. Gracias por el capítulo.
¡Hola, Lou!
EliminarGracias a ti por estar aquí, y por esperarlo ansiosa
Sí, creo que todos sabemos qué se siente cuando ese hormigueo o cosquilleo, tan insoportable como delicioso, recorre nuestro cuerpo sin pedirnos permiso
Te diré que, si yo estuviera leyendo esta novela, pensaría que Gabriela colocó la foto en las entrañas del vestido... por supuesto, podría equivocarme ;-)
Si quieres a Helena, si te gusta Helena... no puede caerte bien la señora Sales... Además, Emilia Sales ha hecho cosas que están demasiado mal
Yo también creo que Marcos y Bibiana merecen una nueva vida
Solo te diré que el reencuentro entre Blas y Helena lo leerás en el próximo capítulo... y te aseguro que, si yo fuera lectora de esta novela, también desearía leer ese nuevo encuentro
Esta vez te has acordado de comentar sobre la canción ;-)
Gracias a ti por tu comentario
¡Felices fiestas!
Y un besazo grande
Lo reconozco, deseo leer el próximo capítulo cuanto antes.
ResponderEliminar¿Está la foto con el vestido? Yo contesto...Sí.
Beso
Hola, Ignacio... Te diré que desear leer, cuanto antes otro capítulo, siempre será una buena señal
EliminarBueno, pues tú has formulado la pregunta... y tú la has contestado... Y yo no puedo decirte si has acertado o no has acertado
Beso
Jaime Palacios ha hecho las cosas bien al dejar pasar a Blas al valle.Creo que Gabriela enredo y la foto esta con el vestido.Helena es muy dificil y no le sentara bien,no se lo que pasara.Me ha gustado mucho y esta muy interesante.Besos.
ResponderEliminarHola, Ramón... Lo cierto es que Jaime Palacios ha cambiado de actitud por más de una razón, que más adelante entenderás
EliminarBueno, pues ya veremos si Gabriela envolvió el vestido con la foto
Yo creo que hay que ponerse en el lugar de Helena y entender que, si la foto está con el vestido, eso es algo que le va a doler... y puedo asegurarte que le dolerá mucho
Me alegra que te haya gustado
Besos
Mela, cariño mío, Feliz Año Nuevo!!! No nos puedes engañar ni despistar, bonita mía!!! La foto está con el vestido. Ay Helena cuando la vea!!! Ay, quema el vestido, ay qué gracia!!! Ay, Blas cómo se puede poner, ay qué gracia de hombre. Qué capítulo tan bueno bonita mía!!! La canción es preciosa!!! Mi madre te manda muchos cariños y todas nos morimos porque vuelvas a publicar,
ResponderEliminarBesitos cariño mío!!!
Hola, Julia... Feliz Año de los dos patitos
EliminarBueno, no es que pretenda engañar ni despistar a nadie... pero sí te diré, que si la foto está con el vestido, no va a ser gracioso
Me alegra que te hayan gustado capítulo y canción
Os mando un abrazo a tu madre y a ti
Hola Mela
ResponderEliminarAl fin llegó a comentar, me había desconectado por un tiempo pero me alegra volver a leerte.
Mis mejores deseos para un año lleno de alegría y prosperidad!
La señora Sales va a tener que quedarse sola por malquerida. Enbuenahora que Marcos le ha dicho todo, Blas debe saber de una vez por todas quién es la madre. Espero que Blas llegue sin ningún percance al valle. Me alegro por Marcos y viviana, al fin podrán ser felices y contar con una familia que los quiera de verdad. Ay que locura, es comprensible los nervios de Blas. Lo estoy también, por saber cómo los recibirá Helena. !Que emocionante capitulo!
!Un abrazo!
Hola, Yessy... Y yo me alegro de que estés aquí... Muchas gracias, lo mismo te deseo
EliminarLo cierto es que Marcos no estaba dispuesto a quedarse con la señora Sales, y ha estallado
Debemos tener en cuenta que Emilia Sales es la mujer con la que se crió Blas, a quien llamó mamá y creyó su madre... Lo que quiero decir es que, aunque no le guste en absoluto lo que hizo Emilia, es seguro que Blas buscará excusas para justificar su conducta... hasta que, quizás, un día, ya no pueda encontrar ninguna
Ha llegado al valle... con algún percance, pero ha llegado
Sí, Marcos y Bibiana, van a tener la oportunidad de terminar de crecer en un ambiente sano y honesto
Bueno, pues en el próximo capítulo ya te digo que leerás como recibe Helena a estas inesperadas visitas
¡Un abrazo!
Me alegra que Marcos se haya ido con Blas, no sé qué hubiera sido de él con Emilia. Nada ha impedido que Blas llegue al valle, ni nadie. Está cerca de Helena y me ha contagiado sus nervios:))
ResponderEliminarEstoy segura de que la foto también ha llegado al valle. ¡Pobres Blas y Helena! Aunque creo que la presencia de los niños y de Matilde puede ser de gran ayuda.
El año de los dos patitos es el 2022, espero no tener que esperar hasta entonces para leer el próximo capítulo:))
¡¡Feliz Año Nuevo!!
Pilar.
Hola, Pilar... La realidad es que ni Emilia siente aprecio por Marcos, ni Marcos por Emilia... es mejor que no vivan juntos
EliminarSí, Blas se propuso ir al valle... y ha llegado
Bueno, yo creo que es muy normal que Blas esté nervioso
Ya veremos si la foto ha llegado al valle
Pues sí, es muy posible que Matilde y los niños ayuden... sobre todo a Helena
Bien, pues me he equivocado... y 2020 no es el año de los dos patitos... De todos modos, no seas tan graciosa
¡Muy Feliz Año de números repetidos!
Me da que Pilar no quiere que publiques hasta el 2022. Toma chivatazo!!!!
Eliminar¿Puedes hacerme el favor de no ponerme más nerviosa de lo que estoy?
EliminarHola Mela, Blas ha viajado en busca de la felicidad. Helena es su felicidad y se ha quedado muy cerca. Yo me he quedado con la miel en los labios, eso es lo que logras en cada capítulo. Enhorabuena, hada escribiente.
ResponderEliminarPor lo que le ha dicho Gabriela en la despedida, me sorprendería mucho que la foto no esté con el vestido.
Ma-ra-vi-llo-so capítulo, ma-ra-vi-lo-sa canción
Un beso.
Hola, Juan... Es muy cierto lo que dices... Blas ha viajado a la casita del valle en busca de su felicidad... y su felicidad se llama Helena, y está muy cerca... Solo le separan unos pasos, y una puerta que está cerrada
EliminarLa miel es dulce, te has quedado con un buen sabor en los labios
Puedo decirte que, si yo fuese lectora de esta novela, también pensaría que la foto ha viajado junto al vestido... pero, como soy la autora, no diré nada
Muchas gracias... Espero que hayas pasado unas buenas Navidades... y Feliz 2020
Un beso
¡¡Feliz 2020!!
EliminarMuchas gracias, Juan
Eliminar