CAPÍTULO 36
SALVADOR MÁRQUEZ NO ESTÁ, “SE HA IDO”
B
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las salió de villa de
Luna, armado con un hacha. Estaba dispuesto a entrar en casa de Estela como
fuese. Las ventanas tenían barrotes de hierro y las puertas eran blindadas,
pero nada iba a impedirle la entrada. Vio a lo lejos el coche de Salvador
Márquez, estacionado en el mismo lugar. Aceleró su carrera.
Los truenos, los
relámpagos y el viento habían mermado un poco. El aire empujaba las
nubes negras, alejándolas de Luna. Otras nubes grisáceas se iban ubicando en el
firmamento.
Blas no oyó ni vio al
señor Francisco, que lo llamó cuando éste saltaba a la terraza de la señora
Estela. El hombre se quedó boquiabierto, viendo al joven botar por encima de la valla con un
hacha en la mano. Marina y sus hijos todavía no habían regresado de Puerto Llano; un pueblo vecino a Luna, más grande, más moderno y con más ambiente. El señor
Francisco había decidido, por ende, ir a comer a villa de Luna. Sabía que Emilia no tendría inconveniente a
la hora de invitarle.
“Qué
está pasando aquí?, se preguntó, pasmado. “Será mejor que vaya a por mi escopeta. Esto no es normal”.
Volvió sobre sus pasos corriendo cuanto podía.
Volvió sobre sus pasos corriendo cuanto podía.
El señor Teodoro saltó la valla porque no reparó en la puerta que estaba abierta
de par en par. Subió los peldaños de la escalera de cuatro en cuatro. Se
sorprendió al no encontrar ningún obstáculo para entrar a la cocina, la
puerta también estaba abierta. Dejó el hacha en el suelo de la terraza, apoyado
el mango de madera en una pared.
Entró en la estancia que se hallaba desierta e impoluta. En el cuarto de baño, situado a mano derecha, tampoco había nadie. Pasó al salón, la
señora Estela y su hija Gabriela estaban sentadas en un sofá resguardado con una funda en tonos verdosos. Hércules también reposaba en el sofá, junto a Gabriela.
Blas se percató de los
semblantes amoratados de ambas mujeres y las marcas rojizas en el cuello de la
más joven.
—¿Dónde está? —preguntó directamente.
—No está —respondió Estela con
estoicismo—, se ha ido.
El señor Teodoro se
aproximó al balcón y lo abrió. Oteó el exterior, no había nadie. Cerró la
puerta y subió a la segunda planta. Exploró las habitaciones y otro cuarto de
baño. Ni rastro de Salvador Márquez.
De pronto,
pensó en el garaje y bajó las escaleras precipitadamente. Estela y Gabriela le
vieron pasar por el salón; ésta última miró, preocupada, a su madre.
—Tranquila —dijo la señora Miranda—.
No mirará en el congelador. Y si lo hace, verá un montón de comida. El saco
está bien tapado.
En efecto,
Blas no miró el interior del congelador. Ni siquiera se le ocurrió levantar la tapa. Entendió que Salvador Márquez no se encontraba allí. Subió las escaleras y
accedió al salón. Vio a Ga briela acariciando
la cabeza de Hércules.
—¿Cuándo va a volver? —preguntó a las
mujeres, acercándose a ellas.
—No volverá —fue la respuesta de
Estela.
—El coche está aparcado abajo —dijo
Blas en alta voz. Estaba muy contrariado—. Ha ido al pueblo, ¿verdad? Me
quedaré aquí con ustedes, y lo pillaré cuando vuelva.
—Blas, Salvador no va a volver —afirmó
la señora Estela, enérgicamente—. Te lo juro por la vida de mi hija. Debes
creerme.
El joven
percibió franqueza en la mirada de la mujer.
No estaba mintiéndole.
—¿Por qué se ha dejado el coche? —interrogó sin comprender.
—Gabriela y él se han divorciado —explicó
Estela—, el coche se lo queda mi hija y ya está. Han llegado a ese acuerdo.
—¿Cuándo se ha ido?
—De madrugada.
Blas se sentó
en una butaca. De repente, se sintió agotado y derrotado.
—Estela, Salvador la ha golpeado a
usted, a Gabriela, a Nat, a Nico y a Hércules —enumeró el joven—. ¿Por qué?
¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no me pidió ayuda?
—Perdóname, Blas —rogó la señora—.
Pensé que era mejor para todos que se fuera. Ahora ya no puedes hacer nada.
Olvídalo.
—Estela, yo le hubiese pegado tal
paliza que jamás se hubiera vuelto a arrimar a ustedes —le aseguró el
joven.
La mujer
asintió tristemente.
—Júreme que si vuelve, me avisará de
inmediato.
—Te lo juro, Blas, pero no volverá.
El señor
Teodoro se fijó en Hércules. Se levantó, se aproximó al can y le acarició la
testa. Y ante el asombro de las mujeres le dio un beso en la misma.
—Gracias por salvar a Nico —le dijo amistosamente—. Te estaré eternamente agradecido. Inmediatamente después miró a Gabriela —Si
alguna vez tienes algún problema y no puedes cuidar de Hércules, dímelo. No se
lo vendas a nadie. Yo me ocuparé de él.
—Gracias, Blas —murmuró la joven—.
Aunque no creo que nunca deje de cuidar de Hércules. Lo quiero muchísimo.
En aquel momento,
entró el señor Francisco en el salón apuntando a todo el mundo con su
escopeta.
—¡Que
no se mueva nadie o disparo! —gritó, muy agitado.
El perro
comenzó a gruñir. Gabriela lo sujetó por el collar y le susurró palabras suaves
a la oreja para tranquilizarlo. El señor Teodoro se dio la vuelta y miró, atónito, a su
vecino.
—¡Por Dios, Francisco! —exclamó,
irritado— Baja el arma. ¡Cualquier día vas a acabar matando a alguien!
El hombre
obedeció de mal talante.
—¡Exijo
una explicación! —chilló, enojado— ¡Te he visto perfectamente, Blas, corrías
enloquecido con un hacha en la mano!
El señor Teodoro
le narró todo lo relativo a Salvador Márquez.
—¡Válgame el cielo! —exclamó
Francisco, impresiona do—. Debemos
llamar a Tobías para que ponga en alerta a todas las autoridades. Ese
desgraciado de Márquez debe estar en busca y captura. ¡No se puede ir de
rositas!
—Yo prefiero dejar las cosas como
están —manifestó Estela—. No quiero más líos con ese hombre.
Don Francisco
Torres miró, con recelo, a la mujer.
—¡Es usted una irresponsable! —le
gritó—. ¿Cómo se atrevió a no contarnos lo que estaba pasando? ¡Teníamos un
maleante entre nosotros, en la urbanización! Mejor que
Marina no se entere de nada. Sus nervios se verían seriamente afectados.
Estela Miranda
se levantó del sofá y se encaró a Francisco.
—Tu mujer tiene los nervios siempre
alterados por tu culpa —le acusó—. ¡Eres un lunático!
Los ojos
azules y saltones del hombre se agrandaron como platos.
—¿Has
oído lo que me ha dicho? —preguntó a Blas, iracundo—. ¡Esto es humillante! ¡Exijo
una disculpa inmediata!
—Vámonos ya —determinó Blas, empujando
suavemente a su ofendido vecino—. Dejemos descansar a Estela y a Gabriela.
—¡Mujeres irresponsables! —profirió
Francisco, nada conforme con el desenlace.
Blas continuó
empujando a Francisco, conduciéndolo a la salida.
—¡Un momento! —exclamó Estela. Los dos
hombres se detuvieron y se giraron para mirarla— ¿Puedes hacerme un favor,
Blas?
—Por supuesto,
lo que quiera —respondió el señor Teodoro.
—Tengo mucha faena y no me encuentro muy bien —declaró la mujer—. ¿Puedes
enviarme a Nico, a Nat y a Bibi para que me ayuden? A Paddy no, es una cría muy
quisquillosa.
A Estela
Miranda no le interesaba la presencia de Patricia porque cuantos menos supieran
lo sucedido con Salvador Márquez, mejor sería.
—Le mandaré a Nico —accedió Blas—.
Supongo que Elisa no se opondrá a que vengan Nat y Bibi. Yo mismo también puedo
venir.
—Y yo —se apuntó el señor Francisco.
—¡De ninguna manera! —se negó Estela,
rotunda—. A vosotros no os quiero ver por aquí. A los críos los puedo manejar a
mi antojo. Me obedecen y me respetan. Vosotros dos únicamente serviríais para
discutir todas mis órdenes.
El señor
Francisco se volvió a encolerizar.
—¡Es usted una desagradecida, Estela! —declaró, soliviantado— ¿Cómo puede preferir los servicios de unos mocosos mal criados a los
de unos hombres hechos y derechos como nosotros?
—¡Está bien! —zanjó Blas— Vendrán los
niños. Por lo menos, Nico vendrá —aseguró.
Ambos hombres
salieron de la casa; uno cargado con la escopeta, y el otro, con un hacha que
recogió en la terraza. El señor Teodoro cerró la puerta de la cocina.
Estela, Gabriela y Hércules se quedaron solos en el salón. Un salón con unos pocos detalles navideños; un pequeño Belén y un árbol mediano con espumillones gordos y de colores brillantes que se habían encargado de colocar Natalia, Patricia, y Bibiana días antes.
—Mamá —habló la joven—, ¿has oído lo
que Blas le ha dicho al
perrito? Le ha dicho que le estará eternamente agradecido por salvar a Nico.
Tal vez, si le contáramos a Blas lo sucedido, a lo mejor él nos ayudaría.
La señora
Estela guardó silencio un par de minutos mientras pensaba detenidamente.
—No lo sé —dudó—. Blas es muy buena
persona, pero también es un hombre muy recto. No podemos arriesgarnos.
Gabriela
todavía no conocía las intenciones del señor Teodoro de entregar a Nicolás a su verdadero
padre, una vez finalizaran las vacaciones.
Por el
momento, su madre prefería no contárselo.
Págs. 269-275
¡Qué señor Francisco tan chalado, jajaja! Ve un hacha y ¡a colaborar con una escopeta! Desde luego, su mujer es imposible que conserve los nervios estando al lado de una persona tan exaltada.
ResponderEliminarY bueno, siguen ocultando la verdad a Blas y dejándolo todo en manos de unas criaturas... Hasta el momento ocultar las cosas no ha conducido a nada bueno; o sí, según se mire porque el salvaje de Salvador está criando malvas o filetes congelados, quién sabe.
¡A por el próximo capítulo!
Besiños
Tengo que admitir que me lo paso muy bien con el exaltado de Francisco, jajajajaj
EliminarSí, su esposa tiene una pesada carga.
Pues sí, Estela no se atreve a confiarle a Blas lo sucedido. Y se siguen ocultando cosas y mintiendo...
¡A por el próximo capítulo!
Un abrazo fortote.
Hola Mela: Que capi! El sr. Francisco está re loquito, encima que se mete donde no lo llaman se ofende de nada...
ResponderEliminarPensé que Blas iba a buscar más...pero claro como no sospecha nada, que tierno el gesto para con Hércules, me pareció estar allí (suspiros..)
Bueno ahora a esperar no me huele muy bien lo que está pensando Estela con respecto a Blas y la supuesta entrega de Nico...Espero no se compliquen más las cosas ;)
Mela te hago una confidencia...Sé que Estela lo dijo para que no haya más personas involucradas pero con Patricia no se equivocó cuando dijo lo de quisquillosa (yo le hubiese agregado un par de calificativos más...no pienses mal, serían como maquinadora solapada, mala amiga y envidiosa entre otras cosas, y eso que solo tiene 13 años!!!)
Bueno me despido por hoy deseándote un bello día! Besitos =)
Hola, jajajaj Sí, el señor Francisco está muy loco pero no te imaginas lo bien que me lo paso con él. Blas no mira dentro del congelador porque es ilógico que piense que Salvador se esconde allí... ¡qué frío! Sí, el gesto que tiene con Hércules es muy tierno.
EliminarEstela, junto con Bibiana, oyó una conversación donde Blas le decía a Bruno Rey que al concluir las vacaciones navideñas Nico estaría con su verdadero padre...
jajajaj ¡Menudos calificativos le has dedicado a Patricia!
Yo también te deseo un bello día!! Besitos.
Menos mal que mantuvieron la calma, que cuando se desata la furia ya no hay vuelta atrás y aquella casa era una bomba de relojería... ¡Qué alivio, Mela! Ya te lo dije, cuando leo me lo creo todo :) Un beso
ResponderEliminarSí, Estela y su hija, Gabriela, supieron nadar y guardar la ropa. La verdad es que Estela ha sabido sobreponerse, una mujer con agallas.
EliminarCualquier sorpresa puede esperarnos en la página de un libro.
Un beso, Mere.
El Sr. Francisco es un personaje que me encanta,me hace reír, me lo imagino todo alterado y su mujer de los nervios jajajajajajajj La verdad Mela, es que no sé por donde nos vas a salir.......
ResponderEliminarUn beso.
Veo que el señor Francisco ha triunfado en este capítulo jejejeje A mí me sirve de válvula de escape para liberar tensiones y pasar un buen rato. Me alegra que a ti y a otros lector@ también os divierta.
Eliminar¿No sabes por dónde voy a salir? Eso me lo dijo hace poco otro compañero de lectura.
Eso es muy bueno, Lidia, porque os mantiene atentos e interesados.
Un beso, mi empedernida lectora.
Perdón... se me ha colado una arroba. Lo correcto sería lectores, lectoras. ¡A ver si me va a sacar nuestra querida Goizeder en su espacio de ortografía. ¡Voy a tomarme una tila! jajjajaajaj
Eliminarjajajajjaaj Goizeder igual te saca en la sección de los lunes pero es un amor de persona y tiene una voz muy dulce.
EliminarUn beso Mela.
Estoy muy de acuerdo contigo. ¡Pero menuda vergüenza! Tú también eres un amor de persona. Tu voz no la he escuchado... jajajajaj
EliminarHola Mela, no me ha defraudado el capítulo. Me ha gustado. He sentido la tensión cuando Blas registraba la casa en busca de Salvador... y cuando estaba en el garaje, tan cerca del congelador. Es comprensible que no mirase dentro. He entendido su agotamiento y su derrota cuando se ha sentado en la butaca.
ResponderEliminarLa actuación del señor Francisco extraordinaria como siempre, lo encuentro un buen vecino a pesar de sus extravagancias.
Salgo a cenar, mañana es fiesta. ¡Hay que aprovechar!
Hasta luego, simpática!!
Hola, me agrada que hayas vivido la tensión.
EliminarSí, era muy difícil que Blas mirase dentro del congelador. ¿Cómo iba a pensar que Salvador estaba escondido allí? ¡Y mucho menos muerto!
Sí, Blas se ha sentido muy frustrado... Y Francisco, ¡con sus locuras!
Que te aproveche la cena y diviértete!!
Hasta luego, fiel amigo.
Bueno... entre la angustia, la escopeta y la que se va a liar... no quiero ni pensarlo. Espero que no hagas puente el viernes!!!!
ResponderEliminarAdemas va a dar querra este Salvador hasta de muerto
Besos
jajajajaj No, no voy a hacer puente.
EliminarTienes muchísima razón, Salvador Márquez va a dar guerra hasta de muerto. Y mira que no me gusta meterme con los muertos ya que, una vez muertos, pues que descansen en paz o lo que sea.
Un abrazote, Silvia.
Por Dios que tensión ,mira que si le da por registrar,y eso de ponerlo en busca y captura ha ver si las autoridades meten las narices ,vamos es lo que faltaba.Cariños nerviosos.
ResponderEliminarjajajaaj ¡Cariños nerviosos!! ¡Pero qué risa me ha entrado!
EliminarEra muy difícil que Blas mirase dentro del congelador. De ninguna manera podía imaginar que Salvador estuviera allí. Y además, muerto.
Estela les ha pedido que no avisen a la policía, que no quiere más líos...
Ya iremos viendo qué pasa...
Un abrazo, Delavega!!
Ya estoy de vuelta, cené a gusto, mucho frío en la calle. Durante la velada he comentado con los amigos sobre tu libro, hemos tenido una charla amena. Te estoy haciendo publicidad, Mela.
ResponderEliminarSiempre me gusta leer algo antes de dormir y me aburre lo que tengo. ¡¡¡¡Estoy demasiado intrigado con tu Clan!!!!!
Buenas noches
Me alegra que hayas cenado a gusto y que me hagas publicidad. Mis personajes y yo te lo agradecemos. Lo siento, pero me hace mucha gracia que otros libros te aburran. jajajajaj Bueno, en serio, si estás muy metido en mi historia, a lo mejor te cuesta introducirte en otras. Yo creo que eso es muy normal. Yo nunca he leído dos libros a la vez.
EliminarGracias por todo y buenas noches.
Mela, te hace gracia mi desgracia. En serio yo te digo que leo otras cosas porque me gusta demasiado leer pero me cuesta horrores. Y tú tienes la culpa con tu Clan Teodoro-Palacios. Veremos cómo salen del atolladero y me desespera enterarme de quién es Palacios.
ResponderEliminarPasa un buen día de Constitución.
Hola, no me alegro de ninguna desgracia ajena, créeme. ¡Por favor, que esto que te pasa no es nada malo! Estás obsesionado con Palacios... te acabarás enterando. Sólo tienes que darle un poco de tiempo al tiempo.
EliminarBuen día de Constitución.
Bueno, pues qué puedo agregar y que no sea repetirte lo intrigada, y enganchada que estoy a la historia, ahora que Salvador se ha ido, me resulta un poco chocante que dejen que los niños se enreden más en el asunto, ya me parece una irresponsabilidad hacerles cómplices silenciando lo del cadáver, pero pretender que ayuden a esconderlo (al menos eso imagino, no quiero adelantarme yo sola....) jajajajaaa De todas formas si no hubiera sido Hércules, creo que ahora también habría acabado siendo un cadáver igualmente.
ResponderEliminarBesos!!
Hola FG, que me alcanzas, que me alcanzas jajajaaja
EliminarMe encanta que me repitas que estás intrigada y enganchada... ¡suena tan bien! jejeje
Estela y Gabriela están desesperadas y bloqueadas, quieren salvar a Hércules y se aprovechan de que Nico es un muchacho de constitución fuerte. Estoy absolutamente de acuerdo en que no están actuando bien pero, desde luego, si Hércules no llega a acabar con Salvador, Gabriela estaría muerta y quizás Estela, Natalia y Bibiana.
Un abrazo fuerte!!
El que faltaba...el tonto de Francisco para que esto parezca un manicomio......
ResponderEliminarjajajaja ¡Por el amor de Dios, Kikas! ¿Quieres ofender al señor Francisco?
EliminarA mí, si voy a una casa, tampoco se me ocurre mirar en el congelador.....jaja. Espero que al final, se resuelva bien el asunto del cadáver en el congelador ¿conoceremos alguna vez a la mujer de Francisco?, pobrecilla, lo que tiene que aguantar.
ResponderEliminarBesos
Hola Susana, es incoherente que Blas piense que Salvador esté en el congelador.
EliminarA la mujer de Francisco ya la conocemos, salió la tarde que Nicó se tiró por la pendiente con el monopatín y, también, en la cena de Nochebuena. Se llama Marina y toma bastantes tranquilizantes... jajaja
Besos!!
Uff... me ha pasado desapercibida, gracias por recordarme.
EliminarBesos
Para eso estoy y para lo que haga falta.
EliminarBesos!!!
Toma ya, me mola el suspense e.e
ResponderEliminarSuspense, intriga... dolor de barriga ;-)
EliminarA mí no me duele nada XD es más, me engancha todavía más.
EliminarPues yo estoy encantada de que te enganche... ;-)
ResponderEliminarVaya lío que se ha montado, pero como siempre con tanta mentira y tanto ocultar cada vez enredan más, y por si eran pocos aparece Francisco para "calmar las cosas".
ResponderEliminarBesos
Raquel
http://raqueljimenezbisuteria.blogspot.com.es/
Hola Raquel, me alegra verte por la Estación.
EliminarSí, el señor Francisco sabe cómo arreglarlo todo... ;-)
Besos
Pues claro que le tienen que contar a Blas! esto va a ir a peor no es facil cargar con un muerto,además Nico no se merece semejante cosa! pobre chico! llevar eso en su conciencia!
ResponderEliminarSí, lo más sensato sería decírselo a Blas. Veremos qué pasa...
EliminarBlas salió hecho un basilísco, la furia en persona y entra preparado con un hacha, qué previsor el chaval. El caso es que me cae bien; cómo no ponerse así, si es el útimo en enterarse de las cosas (y qué cosas!)
ResponderEliminarAhora ya sí que me despido, buenas noches!
Hola María... Sí, es normal que Blas se enfureciese
EliminarLo malo es que no se ha enterado de toda la verdad
Espero que hayas dormido bien... Buenas tardes ;-)
Besos
Un estupendo capitulo Mikaela, se despeja el camino
ResponderEliminarpara el "entierro"
Me encantó toda la secuencia, además pude verlo en imágenes.
Voy al siguiente que esto promete.
Besos veloces.
Hola Cielo... Me alegra que te haya gustado
EliminarYo también estoy leyendo "El entierro"... y ya te daré mi opinión ;-)
Besos veloces