CAPÍTULO 111
VICTORIA PARA LA MALDAD
E
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l señor Teodoro se tomó un generoso tazón de la infusión
tranquilizadora observando a los críos a través del hueco abierto en la pared
donde estaba instalada una barra por donde se pasaban los platos de la cocina a
la sala.
—Blas no nos quita la vista de encima —susurró Natalia, molesta—. Seguramente debe saber que te han expulsado,
Nico. Su amigo se lo ha debido contar.
—Pues espera a que abra su caja fuerte y vea que su dinero ha
desaparecido —comentó Leopoldo mirando a Nicolás—. Tío, en este momento estoy muy feliz de estar en mi piel y no en la
tuya. Eres un gran futbolista y tienes una casa perfecta, pero ahora no te
envidio.
—¿Por qué no te callas? —le increpó Natalia, furiosa — ¡Menudos ánimos que das!
Nicolás tuvo la sensación de que le subía calor a la
cara y también sintió que se mareaba un poco. Se levantó, indeciso, y caminó
hasta el umbral que comunicaba con la cocina.
—Yaya —llamó a la señora Sales con voz débil.
La mujer resopló mirando a su nieto.
—Yo
también estoy nervioso, ¿me puedes preparar tila?
—Vuelve
a sentarte con tus amigos y termina de desayunar. ¡A ti no te hace falta
ninguna tila! ¡Estaríamos buenos!
El muchacho regresó a su asiento con el ceño
muy fruncido y el semblante alicaído.
—Nico,
cálmate —le aconsejó Bibiana—. Tu padre es muy bueno, no le tengas miedo.
Háblale con confianza y serenidad. Estoy segura de que no te va a pasar nada
malo.
Nicolás escondió su rostro en el brazo que
apoyaba sobre la mesa y comenzó a sollozar. Las niñas intentaron, en vano,
consolarle. El señor Teodoro acudió de inmediato a su lado; cogió una silla
que estaba libre y se sentó, pidiéndole a Prudencia que preparase una tila para
el jovencito.
La buena mujer preparó la infusión con agua
tibia para que el niño pudiera beberla cuanto antes. Las propiedades sedantes
de las flores del tilo acompañadas con las palabras suaves del señor Teodoro
obraron un efecto relajante en Nicolás que, poco a poco, se fue serenando. Con
un pañuelo se secó los ojos y se sonó la nariz. A continuación emitió un hondo
suspiro.
—Nico,
sé que las cosas no te han ido muy bien en el instituto y que el jueves te
expulsaron —declaró el señor Teodoro en un tono apaciguado—. También sé que
anoche saliste y fuiste a la discoteca “Paraíso”. Por lo visto, allí secuestraste
a una chica. Creo que vas a tener que darme alguna explicación, ¿no te parece?
Nicolás asintió mecánicamente sin entender absolutamente nada. ¿Quién
podía haberle contado a su padre lo de Rocío Sierra? El silencio era tan
palpable en la estancia que se oía perfectamente la agitada respiración de los
niños.
—A
mí también me expulsaron —reveló Lucas tímidamente.
El señor Teodoro fijó su mirada en él unos
instantes.
—¿Me
puedes contar qué ocurrió?
—El
señor Cuesta me estaba riñendo y Nico me defendió. Luego yo lo defendí a él y
nos expulsaron a los dos —tras
decir esto, el muchacho miró al señor Artiach y a la señora Sales que se
encontraban de pie, muy cerca, observando y escuchando.
—No
has explicado lo que ocurrió nada bien —protestó Leopoldo—. El señor Cuesta no
te estaba riñendo, te estaba insultando. Entonces Nico se metió por el medio y
el señor Cuesta se metió con Blas, y entonces Nico lo atacó. Luego vino el
señor Cardo, y entonces tú defendiste a Nico y os expulsaron a los dos.
—Bueno,
en realidad, la culpa fue mía —manifestó Nicolás—. No debí atacar al señor
Cuesta.
El chiquillo habló de esta forma porque no quería que su
padre discutiera o se peleara con el profesor de matemáticas, estaba convencido
de que tanto él como el señor Artiach eran hombres peligrosos. Y el niño no olvidaba que el señor Teodoro acababa de salir de una operación; Nicolás
pensaba que debía encontrarse débil y en baja forma.
Paralelamente, conociendo a su hijo y
conociendo a Ismael Cuesta; el señor Teodoro sospechó que el adulto había
provocado al menor y abusado de su autoridad.
No obstante, en aquel momento, lo que
preocupaba en exceso al joven era lo que había sucedido la noche anterior en
“Paraíso” y, por tanto, dejó a un lado el tema de la expulsión.
—Nico,
ayer por la noche, saliste con tus amigos y fuiste a la discoteca “Paraíso” —comenzó
a decir el señor Teodoro—. He visto una grabación donde se ve claramente que te
llevas a una chica, a la fuerza, de una habitación. Esa chica es una camarera de
la discoteca. ¿Dónde está esa chica? ¿Y por qué hiciste eso?
—Es
que caí en una trampa —respondió Nicolás, atropelladamente—, ¡pero ellos me
dijeron que si les daba el dinero no te enseñarían la grabación! ¡Me han
engañado!
—¿Quiénes
son ellos y de qué dinero hablas? —indagó el señor Teodoro, esforzándose por
entender— Nico, intenta contarme las cosas desde el principio, siguiendo un
orden.
Fue Natalia quien tomó la palabra; Nicolás
estaba demasiado nervioso y era muy atolondrado. De buen seguro lo único que conseguiría sería alterar sobremanera a
Blas.
La niña explicó al hombre, detalladamente,
todo lo ocurrido desde que Benito les dijera que su hija había desaparecido en
la discoteca hasta la entrega del dinero al mismo señor Sierra.
—¡Ave
María Purísima! —exclamó la señora Sales cuando la muchacha concluyó— ¡La culpa
de todo es tuya, Blas! —acusó a su hijo, muy enojada— ¡Nunca debiste dejar
entrar en casa a un mendigo! ¡Mira qué bien te lo ha agradecido! ¡Y tampoco debiste
llevar al niño a celebrar un cumpleaños a una discoteca! ¡Y desde luego nada
hubiera sucedido si no hubieses dejado salir al niño aquella maldita mañana!
¡Ni si quiera hubiese tenido el tropiezo que tuvo con
el profesor de matemáticas! ¡Has puesto al chiquillo en peligro, puedes estar
orgulloso!
—No
sé qué decir, siento mucho todo esto —habló el señor Artiach, fingiendo estar
impresionado—. Nunca hubiese imaginado que Rocío fuese capaz de algo tan
turbio. Debes llamar a la policía y denunciar el robo. ¿Tenías mucho dinero en
la caja?
—Id
a ducharos y a vestiros —ordenó la señora Sales a los niños. Estos no se lo
hicieron repetir y salieron de la cocina como flechas disparadas con un arco.
Matías Hernández hizo una leve inclinación de
cabeza cuando Nicolás pasó por su lado.
El señor Teodoro permanecía pensativo y callado
mientras que su falso amigo se deshacía en falsas lamentaciones.
—Es
suficiente, Álvaro —lo interrumpió, poniéndose de pie—. Nada de esto es culpa
tuya. No podíamos imaginar que algo así iba a suceder. Le ofrecí trabajo a Benito Sierra, pero está claro que él tenía otros planes. Mi hijo tiene por
costumbre no contarme nada o contarme algo demasiado tarde. Y si de esto alguien tiene la culpa es Helena; el niño ha salido a ella. Y ella es la mujer más inmadura y lunática que existe en Kavana, y seguramente en el mundo no hay otra como ella. Pero la encontraré y va a madurar en un segundo en cuanto la tenga delante.
—¡Por el amor de Dios, Blas! —exclamó Emilia Sales altamente contrariada— Ya tenemos suficientes problemas, no añadas más comportándote sin cordura. Esa mujer te trastorna por completo y yo no puedo soportar que hables de ella.
El "amigo" de Blas encontró divertido lo que escuchó, y a duras penas escondió una sonrisa socarrona.
—¡Por el amor de Dios, Blas! —exclamó Emilia Sales altamente contrariada— Ya tenemos suficientes problemas, no añadas más comportándote sin cordura. Esa mujer te trastorna por completo y yo no puedo soportar que hables de ella.
El "amigo" de Blas encontró divertido lo que escuchó, y a duras penas escondió una sonrisa socarrona.
El señor Teodoro desistió de iniciar una discusión con su madre, y se dirigió al despacho para
revisar la caja fuerte y comprobar que faltaba el dinero. Cuando cerró la caja,
cambió la combinación de números que serían la llave para abrirla en un futuro.
La señora Sales se encargó de llamar a la
policía para denunciar el robo. A continuación mantuvo una conversación con un hombre, a quien puso al corriente de los últimos acontecimientos.
—Encontraremos a esos tres mequetrefes, nadie se ríe de mí impunemente —aseguró el hombre.
—Eso no es todo, ni es lo que más me preocupa —dijo Emilia, alterada—; Blas está muy extraño, antes nunca nombraba a Helena, últimamente raro es el día que no tiene una excusa para nombrarla, está muy empeñado en encontrarla y como esto suceda...
—¡Eso no va a suceder nunca! —vociferó el hombre, muy irritado—Es absurdo hablar de lo que nunca va a suceder —añadió en un tono más relajado—. Y recuerda que Helena es intocable si quieres que Blas sea intocable.
Álvaro Artiach se marchó de la casa plenamente satisfecho. Blas había mordido el anzuelo y se lo había tragado sin ninguna complicación. Ahora les correspondía a él y a Ismael Cuesta disfrutar del “botín” que tan fácilmente había llegado a sus manos.
—Encontraremos a esos tres mequetrefes, nadie se ríe de mí impunemente —aseguró el hombre.
—Eso no es todo, ni es lo que más me preocupa —dijo Emilia, alterada—; Blas está muy extraño, antes nunca nombraba a Helena, últimamente raro es el día que no tiene una excusa para nombrarla, está muy empeñado en encontrarla y como esto suceda...
—¡Eso no va a suceder nunca! —vociferó el hombre, muy irritado—Es absurdo hablar de lo que nunca va a suceder —añadió en un tono más relajado—. Y recuerda que Helena es intocable si quieres que Blas sea intocable.
Álvaro Artiach se marchó de la casa plenamente satisfecho. Blas había mordido el anzuelo y se lo había tragado sin ninguna complicación. Ahora les correspondía a él y a Ismael Cuesta disfrutar del “botín” que tan fácilmente había llegado a sus manos.
En los profundos ojos azules del hombre no se
veía amago de remordimiento. Si en los seres humanos existe el alma, la suya
debía estar desecada, arrugada, estéril; en definitiva, muerta.
Págs. 880-885
Esta semana dejo en el lateral del blog una canción de Luis Fonsi... "Yo no me doy por vencido"
Próxima publicación... jueves 2 de abril
Hoy es 19 de marzo y me gustaría felicitar a los padres... a esos maravillosos hombres que cuidan, juegan y enseñan a sus hij@s... algunos hasta enseñan lucha libre ;-)
Y si eres mujer y un día tu padre te tiene que acompañar al altar, seguro que está deseando que digas... Yo no me quiero casar
A esos padres maravillosos, entre los cuales está el mío... Felicidades
Quiero recordaros que hay en marcha un sorteo en el blog de Raquel Jiménez... arriba tenéis el cartel que os conducirá a sus preciosos y elegantes diseños... no perdáis la oportunidad de haceros con uno
También arriba encontraréis otro cartel que os conducirá a un certamen literario que Cielo organiza en su blog, De mi Puño y Tecla... Creo que a l@s amantes de la escritura os puede interesar y es muy sencillo participar, y Cielo estará encantado de que lo hagáis
Por último, y no por ello menos importante, voy a publicar la medalla de plata que Merck Alba tuvo la gentileza y amabilidad de entregarme
Muchas gracias, Merck ;-)
Y ya para finalizar... Gracias a tod@s
Hoy es 19 de marzo y me gustaría felicitar a los padres... a esos maravillosos hombres que cuidan, juegan y enseñan a sus hij@s... algunos hasta enseñan lucha libre ;-)
Y si eres mujer y un día tu padre te tiene que acompañar al altar, seguro que está deseando que digas... Yo no me quiero casar
A esos padres maravillosos, entre los cuales está el mío... Felicidades
Quiero recordaros que hay en marcha un sorteo en el blog de Raquel Jiménez... arriba tenéis el cartel que os conducirá a sus preciosos y elegantes diseños... no perdáis la oportunidad de haceros con uno
También arriba encontraréis otro cartel que os conducirá a un certamen literario que Cielo organiza en su blog, De mi Puño y Tecla... Creo que a l@s amantes de la escritura os puede interesar y es muy sencillo participar, y Cielo estará encantado de que lo hagáis
Por último, y no por ello menos importante, voy a publicar la medalla de plata que Merck Alba tuvo la gentileza y amabilidad de entregarme
Muchas gracias, Merck ;-)
Y ya para finalizar... Gracias a tod@s