EL CLAN TEODORO-PALACIOS

CUARTA PARTE

miércoles, 5 de diciembre de 2012

EL CLAN TEODORO-PALACIOS Capítulo 36

















CAPÍTULO 36

SALVADOR MÁRQUEZ NO ESTÁ, “SE HA IDO”


B
las salió de villa de Luna, armado con un hacha. Estaba dispuesto a entrar en casa de Estela como fuese. Las ventanas tenían barrotes de hierro y las puertas eran blindadas, pero nada iba a impedirle la entrada. Vio a lo lejos el coche de Salvador Márquez, estacionado en el mismo lugar. Aceleró su carrera.
Los truenos, los relámpagos y el viento habían mermado un poco. El aire  empujaba las nubes negras, alejándolas de Luna. Otras nubes grisáceas se iban ubicando en el firmamento.
Blas no oyó ni vio al señor Francisco, que lo llamó cuando éste saltaba a la terraza de la señora Estela. El hombre se quedó boquiabierto, viendo al joven botar por encima de la valla con un hacha en la mano. Marina y sus hijos todavía no habían  regresado de Puerto Llano; un pueblo vecino a Luna, más grande, más moderno y con más ambiente. El señor Francisco había decidido, por ende, ir a comer a villa de Luna. Sabía que Emilia no tendría inconveniente a la hora de invitarle.
          “Qué está pasando aquí?, se preguntó, pasmado. “Será mejor que vaya a por mi escopeta. Esto no es normal”.
Volvió sobre sus pasos corriendo cuanto podía.
El señor Teodoro saltó la valla porque no reparó en la puerta que estaba abierta de par en par. Subió los peldaños de la escalera de cuatro en cuatro. Se sorprendió al no encontrar ningún obstáculo para entrar a la cocina, la puerta también estaba abierta. Dejó el hacha en el suelo de la terraza, apoyado el mango de madera en una pared.
Entró en la estancia que se hallaba desierta e impoluta. En el cuarto de baño, situado a mano derecha, tampoco había nadie. Pasó al salón, la señora Estela y su hija Gabriela estaban sentadas en un sofá resguardado con una funda en tonos verdosos. Hércules también reposaba en el sofá, junto a Gabriela.
Blas se percató de los semblantes amoratados de ambas mujeres y las marcas rojizas en el cuello de la más joven.
          —¿Dónde está? —preguntó directamente.
          —No está —respondió Estela con estoicismo—, se ha ido.
El señor Teodoro se aproximó al balcón y lo abrió. Oteó el exterior, no había nadie. Cerró la puerta y subió a la segunda planta. Exploró las habitaciones y otro cuarto de baño. Ni rastro de Salvador Márquez.
De pronto, pensó en el garaje y bajó las escaleras precipitadamente. Estela y Gabriela le vieron pasar por el salón; ésta última miró, preocupada, a su madre.
          —Tranquila —dijo la señora Miranda—. No mirará en el congelador. Y si lo hace, verá un montón de comida. El saco está bien tapado.
En efecto, Blas no miró el interior del congelador. Ni siquiera se le ocurrió levantar la tapa.  Entendió que Salvador Márquez no se encontraba allí. Subió las escaleras y accedió al salón. Vio a Gabriela acariciando la cabeza de Hércules.
          —¿Cuándo va a volver? —preguntó a las mujeres, acercándose a ellas.
          —No volverá —fue la respuesta de Estela.
          —El coche está aparcado abajo —dijo Blas en alta voz. Estaba muy contrariado—. Ha ido al pueblo, ¿verdad? Me quedaré aquí con ustedes, y lo pillaré cuando vuelva.
          —Blas, Salvador no va a volver —afirmó la señora Estela, enérgicamente—. Te lo juro por la vida de mi hija. Debes creerme.
El joven percibió franqueza en la mirada de la mujer. No estaba mintiéndole.
          —¿Por qué se ha dejado el coche? —interrogó sin comprender.
          —Gabriela y él se han divorciado —explicó Estela—, el coche se lo queda mi hija y ya está. Han llegado a ese acuerdo.
          —¿Cuándo se ha ido?
          —De madrugada.
Blas se sentó en una butaca. De repente, se sintió agotado y derrotado.
          —Estela, Salvador la ha golpeado a usted, a Gabriela, a Nat, a Nico y a Hércules —enumeró el joven—. ¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no me pidió ayuda?
          —Perdóname, Blas —rogó la señora—. Pensé que era mejor para todos que se fuera. Ahora ya no puedes hacer nada. Olvídalo.
          —Estela, yo le hubiese pegado tal paliza que jamás se hubiera vuelto a arrimar a ustedes —le aseguró el joven. 
La mujer asintió tristemente.
          —Júreme que si vuelve, me avisará de inmediato.
          —Te lo juro, Blas, pero no volverá.
El señor Teodoro se fijó en Hércules. Se levantó, se aproximó al can y le acarició la testa. Y ante el asombro de las mujeres le dio un beso en la misma.
          —Gracias por salvar a Nico —le dijo amistosamente—. Te estaré eternamente agradecido.   Inmediatamente después miró a Gabriela —Si alguna vez tienes algún problema y no puedes cuidar de Hércules, dímelo. No se lo vendas a nadie. Yo me ocuparé de él.
          —Gracias, Blas —murmuró la joven—. Aunque no creo que nunca deje de cuidar de Hércules. Lo quiero muchísimo.
En aquel momento, entró el señor Francisco en el salón apuntando a todo el mundo con su escopeta.
          —¡Que no se mueva nadie o disparo! —gritó, muy agitado.
El perro comenzó a gruñir. Gabriela lo sujetó por el collar y le susurró palabras suaves a la oreja para tranquilizarlo. El señor Teodoro se dio la vuelta y miró, atónito, a su vecino.
          —¡Por Dios, Francisco! —exclamó, irritado— Baja el arma. ¡Cualquier día vas a acabar matando a alguien!
El hombre obedeció de mal talante.
          —¡Exijo una explicación! —chilló, enojado— ¡Te he visto perfectamente, Blas, corrías enloquecido con un hacha en la mano!
El señor Teodoro le narró todo lo relativo a Salvador Márquez.
          —¡Válgame el cielo! —exclamó Francisco, impresionado—. Debemos llamar a Tobías para que ponga en alerta a todas las autoridades. Ese desgraciado de Márquez debe estar en busca y captura. ¡No se puede ir de rositas!
          —Yo prefiero dejar las cosas como están —manifestó Estela—. No quiero más líos con ese hombre.
Don Francisco Torres miró, con recelo, a la mujer.
          —¡Es usted una irresponsable! —le gritó—. ¿Cómo se atrevió a no contarnos lo que estaba pasando? ¡Teníamos un maleante entre nosotros, en la urbanización!  Mejor que Marina no se entere de nada. Sus nervios se verían seriamente afectados.
Estela Miranda se levantó del sofá y se encaró a Francisco.
          —Tu mujer tiene los nervios siempre alterados por tu culpa —le acusó—. ¡Eres un lunático!
Los ojos azules y saltones del hombre se agrandaron como platos.
          —¿Has oído lo que me ha dicho? —preguntó a Blas, iracundo—. ¡Esto es humillante! ¡Exijo una disculpa inmediata!
          —Vámonos ya —determinó Blas, empujando suavemente a su ofendido vecino—. Dejemos descansar a Estela y a Gabriela.
          —¡Mujeres irresponsables! —profirió Francisco, nada conforme con el desenlace.
Blas continuó empujando a Francisco, conduciéndolo a la salida.
          —¡Un momento! —exclamó Estela. Los dos hombres se detuvieron y se giraron para mirarla— ¿Puedes hacerme un favor, Blas?
            —Por supuesto, lo que quiera —respondió el señor Teodoro.
          —Tengo mucha faena y no me encuentro muy bien  —declaró la mujer—. ¿Puedes enviarme a Nico, a Nat y a Bibi para que me ayuden? A Paddy no, es una cría muy quisquillosa.
A Estela Miranda no le interesaba la presencia de Patricia porque cuantos menos supieran lo sucedido con Salvador Márquez, mejor sería.
          —Le mandaré a Nico —accedió Blas—. Supongo que Elisa no se opondrá a que vengan Nat y Bibi. Yo mismo también puedo venir.
          —Y yo —se apuntó el señor Francisco.
          —¡De ninguna manera! —se negó Estela, rotunda—. A vosotros no os quiero ver por aquí. A los críos los puedo manejar a mi antojo. Me obedecen y me respetan. Vosotros dos únicamente serviríais para discutir todas mis órdenes.
El señor Francisco se volvió a encolerizar.
          —¡Es usted una desagradecida, Estela! —declaró, soliviantado— ¿Cómo puede preferir los servicios de unos mocosos mal criados a los de unos hombres hechos y derechos como nosotros?
          —¡Está bien! —zanjó Blas— Vendrán los niños. Por lo menos, Nico vendrá —aseguró.
Ambos hombres salieron de la casa; uno cargado con la escopeta, y el otro, con un hacha que recogió en la terraza. El señor Teodoro cerró la puerta de la cocina.
Estela, Gabriela y Hércules se quedaron solos en el salón. Un salón con unos pocos detalles navideños; un pequeño Belén y un árbol mediano con espumillones gordos y de colores brillantes que se habían encargado de colocar Natalia, Patricia, y Bibiana días antes.
          —Mamá —habló la joven—, ¿has oído lo que Blas le ha dicho al perrito? Le ha dicho que le estará eternamente agradecido por salvar a Nico. Tal vez, si le contáramos a Blas lo sucedido, a lo mejor él nos ayudaría.
La señora Estela guardó silencio un par de minutos mientras pensaba detenidamente.
          —No lo sé —dudó—. Blas es muy buena persona, pero también es un hombre muy recto. No podemos arriesgarnos.
Gabriela todavía no conocía las intenciones del señor Teodoro de entregar a Nicolás a su verdadero padre, una vez finalizaran las vacaciones.
Por el momento, su madre prefería no contárselo.

Págs. 269-275

41 comentarios:

  1. ¡Qué señor Francisco tan chalado, jajaja! Ve un hacha y ¡a colaborar con una escopeta! Desde luego, su mujer es imposible que conserve los nervios estando al lado de una persona tan exaltada.

    Y bueno, siguen ocultando la verdad a Blas y dejándolo todo en manos de unas criaturas... Hasta el momento ocultar las cosas no ha conducido a nada bueno; o sí, según se mire porque el salvaje de Salvador está criando malvas o filetes congelados, quién sabe.

    ¡A por el próximo capítulo!

    Besiños

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo que admitir que me lo paso muy bien con el exaltado de Francisco, jajajajaj
      Sí, su esposa tiene una pesada carga.
      Pues sí, Estela no se atreve a confiarle a Blas lo sucedido. Y se siguen ocultando cosas y mintiendo...
      ¡A por el próximo capítulo!
      Un abrazo fortote.

      Eliminar
  2. Hola Mela: Que capi! El sr. Francisco está re loquito, encima que se mete donde no lo llaman se ofende de nada...
    Pensé que Blas iba a buscar más...pero claro como no sospecha nada, que tierno el gesto para con Hércules, me pareció estar allí (suspiros..)
    Bueno ahora a esperar no me huele muy bien lo que está pensando Estela con respecto a Blas y la supuesta entrega de Nico...Espero no se compliquen más las cosas ;)
    Mela te hago una confidencia...Sé que Estela lo dijo para que no haya más personas involucradas pero con Patricia no se equivocó cuando dijo lo de quisquillosa (yo le hubiese agregado un par de calificativos más...no pienses mal, serían como maquinadora solapada, mala amiga y envidiosa entre otras cosas, y eso que solo tiene 13 años!!!)
    Bueno me despido por hoy deseándote un bello día! Besitos =)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, jajajaj Sí, el señor Francisco está muy loco pero no te imaginas lo bien que me lo paso con él. Blas no mira dentro del congelador porque es ilógico que piense que Salvador se esconde allí... ¡qué frío! Sí, el gesto que tiene con Hércules es muy tierno.
      Estela, junto con Bibiana, oyó una conversación donde Blas le decía a Bruno Rey que al concluir las vacaciones navideñas Nico estaría con su verdadero padre...
      jajajaj ¡Menudos calificativos le has dedicado a Patricia!
      Yo también te deseo un bello día!! Besitos.

      Eliminar
  3. Menos mal que mantuvieron la calma, que cuando se desata la furia ya no hay vuelta atrás y aquella casa era una bomba de relojería... ¡Qué alivio, Mela! Ya te lo dije, cuando leo me lo creo todo :) Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Estela y su hija, Gabriela, supieron nadar y guardar la ropa. La verdad es que Estela ha sabido sobreponerse, una mujer con agallas.
      Cualquier sorpresa puede esperarnos en la página de un libro.
      Un beso, Mere.

      Eliminar
  4. El Sr. Francisco es un personaje que me encanta,me hace reír, me lo imagino todo alterado y su mujer de los nervios jajajajajajajj La verdad Mela, es que no sé por donde nos vas a salir.......
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo que el señor Francisco ha triunfado en este capítulo jejejeje A mí me sirve de válvula de escape para liberar tensiones y pasar un buen rato. Me alegra que a ti y a otros lector@ también os divierta.
      ¿No sabes por dónde voy a salir? Eso me lo dijo hace poco otro compañero de lectura.
      Eso es muy bueno, Lidia, porque os mantiene atentos e interesados.
      Un beso, mi empedernida lectora.

      Eliminar
    2. Perdón... se me ha colado una arroba. Lo correcto sería lectores, lectoras. ¡A ver si me va a sacar nuestra querida Goizeder en su espacio de ortografía. ¡Voy a tomarme una tila! jajjajaajaj

      Eliminar
    3. jajajajjaaj Goizeder igual te saca en la sección de los lunes pero es un amor de persona y tiene una voz muy dulce.
      Un beso Mela.

      Eliminar
    4. Estoy muy de acuerdo contigo. ¡Pero menuda vergüenza! Tú también eres un amor de persona. Tu voz no la he escuchado... jajajajaj

      Eliminar
  5. Hola Mela, no me ha defraudado el capítulo. Me ha gustado. He sentido la tensión cuando Blas registraba la casa en busca de Salvador... y cuando estaba en el garaje, tan cerca del congelador. Es comprensible que no mirase dentro. He entendido su agotamiento y su derrota cuando se ha sentado en la butaca.
    La actuación del señor Francisco extraordinaria como siempre, lo encuentro un buen vecino a pesar de sus extravagancias.
    Salgo a cenar, mañana es fiesta. ¡Hay que aprovechar!
    Hasta luego, simpática!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, me agrada que hayas vivido la tensión.
      Sí, era muy difícil que Blas mirase dentro del congelador. ¿Cómo iba a pensar que Salvador estaba escondido allí? ¡Y mucho menos muerto!
      Sí, Blas se ha sentido muy frustrado... Y Francisco, ¡con sus locuras!
      Que te aproveche la cena y diviértete!!
      Hasta luego, fiel amigo.

      Eliminar
  6. Bueno... entre la angustia, la escopeta y la que se va a liar... no quiero ni pensarlo. Espero que no hagas puente el viernes!!!!
    Ademas va a dar querra este Salvador hasta de muerto
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajaj No, no voy a hacer puente.
      Tienes muchísima razón, Salvador Márquez va a dar guerra hasta de muerto. Y mira que no me gusta meterme con los muertos ya que, una vez muertos, pues que descansen en paz o lo que sea.
      Un abrazote, Silvia.

      Eliminar
  7. Por Dios que tensión ,mira que si le da por registrar,y eso de ponerlo en busca y captura ha ver si las autoridades meten las narices ,vamos es lo que faltaba.Cariños nerviosos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaaj ¡Cariños nerviosos!! ¡Pero qué risa me ha entrado!
      Era muy difícil que Blas mirase dentro del congelador. De ninguna manera podía imaginar que Salvador estuviera allí. Y además, muerto.
      Estela les ha pedido que no avisen a la policía, que no quiere más líos...
      Ya iremos viendo qué pasa...
      Un abrazo, Delavega!!

      Eliminar
  8. Ya estoy de vuelta, cené a gusto, mucho frío en la calle. Durante la velada he comentado con los amigos sobre tu libro, hemos tenido una charla amena. Te estoy haciendo publicidad, Mela.
    Siempre me gusta leer algo antes de dormir y me aburre lo que tengo. ¡¡¡¡Estoy demasiado intrigado con tu Clan!!!!!
    Buenas noches

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que hayas cenado a gusto y que me hagas publicidad. Mis personajes y yo te lo agradecemos. Lo siento, pero me hace mucha gracia que otros libros te aburran. jajajajaj Bueno, en serio, si estás muy metido en mi historia, a lo mejor te cuesta introducirte en otras. Yo creo que eso es muy normal. Yo nunca he leído dos libros a la vez.
      Gracias por todo y buenas noches.

      Eliminar
  9. Mela, te hace gracia mi desgracia. En serio yo te digo que leo otras cosas porque me gusta demasiado leer pero me cuesta horrores. Y tú tienes la culpa con tu Clan Teodoro-Palacios. Veremos cómo salen del atolladero y me desespera enterarme de quién es Palacios.
    Pasa un buen día de Constitución.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, no me alegro de ninguna desgracia ajena, créeme. ¡Por favor, que esto que te pasa no es nada malo! Estás obsesionado con Palacios... te acabarás enterando. Sólo tienes que darle un poco de tiempo al tiempo.
      Buen día de Constitución.

      Eliminar
  10. Bueno, pues qué puedo agregar y que no sea repetirte lo intrigada, y enganchada que estoy a la historia, ahora que Salvador se ha ido, me resulta un poco chocante que dejen que los niños se enreden más en el asunto, ya me parece una irresponsabilidad hacerles cómplices silenciando lo del cadáver, pero pretender que ayuden a esconderlo (al menos eso imagino, no quiero adelantarme yo sola....) jajajajaaa De todas formas si no hubiera sido Hércules, creo que ahora también habría acabado siendo un cadáver igualmente.

    Besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola FG, que me alcanzas, que me alcanzas jajajaaja
      Me encanta que me repitas que estás intrigada y enganchada... ¡suena tan bien! jejeje
      Estela y Gabriela están desesperadas y bloqueadas, quieren salvar a Hércules y se aprovechan de que Nico es un muchacho de constitución fuerte. Estoy absolutamente de acuerdo en que no están actuando bien pero, desde luego, si Hércules no llega a acabar con Salvador, Gabriela estaría muerta y quizás Estela, Natalia y Bibiana.
      Un abrazo fuerte!!

      Eliminar
  11. El que faltaba...el tonto de Francisco para que esto parezca un manicomio......

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja ¡Por el amor de Dios, Kikas! ¿Quieres ofender al señor Francisco?

      Eliminar
  12. A mí, si voy a una casa, tampoco se me ocurre mirar en el congelador.....jaja. Espero que al final, se resuelva bien el asunto del cadáver en el congelador ¿conoceremos alguna vez a la mujer de Francisco?, pobrecilla, lo que tiene que aguantar.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Susana, es incoherente que Blas piense que Salvador esté en el congelador.
      A la mujer de Francisco ya la conocemos, salió la tarde que Nicó se tiró por la pendiente con el monopatín y, también, en la cena de Nochebuena. Se llama Marina y toma bastantes tranquilizantes... jajaja
      Besos!!

      Eliminar
    2. Uff... me ha pasado desapercibida, gracias por recordarme.
      Besos

      Eliminar
    3. Para eso estoy y para lo que haga falta.
      Besos!!!

      Eliminar
  13. Respuestas
    1. Suspense, intriga... dolor de barriga ;-)

      Eliminar
    2. A mí no me duele nada XD es más, me engancha todavía más.

      Eliminar
  14. Pues yo estoy encantada de que te enganche... ;-)

    ResponderEliminar
  15. Vaya lío que se ha montado, pero como siempre con tanta mentira y tanto ocultar cada vez enredan más, y por si eran pocos aparece Francisco para "calmar las cosas".
    Besos

    Raquel

    http://raqueljimenezbisuteria.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Raquel, me alegra verte por la Estación.
      Sí, el señor Francisco sabe cómo arreglarlo todo... ;-)
      Besos

      Eliminar
  16. Pues claro que le tienen que contar a Blas! esto va a ir a peor no es facil cargar con un muerto,además Nico no se merece semejante cosa! pobre chico! llevar eso en su conciencia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, lo más sensato sería decírselo a Blas. Veremos qué pasa...

      Eliminar
  17. Blas salió hecho un basilísco, la furia en persona y entra preparado con un hacha, qué previsor el chaval. El caso es que me cae bien; cómo no ponerse así, si es el útimo en enterarse de las cosas (y qué cosas!)
    Ahora ya sí que me despido, buenas noches!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola María... Sí, es normal que Blas se enfureciese
      Lo malo es que no se ha enterado de toda la verdad
      Espero que hayas dormido bien... Buenas tardes ;-)
      Besos

      Eliminar
  18. Un estupendo capitulo Mikaela, se despeja el camino
    para el "entierro"

    Me encantó toda la secuencia, además pude verlo en imágenes.

    Voy al siguiente que esto promete.

    Besos veloces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Cielo... Me alegra que te haya gustado
      Yo también estoy leyendo "El entierro"... y ya te daré mi opinión ;-)
      Besos veloces

      Eliminar

Puedes dejarme un comentario sin ofender a otras personas que comentan... Gracias

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License. Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.